En agosto de 2024 los venerables aviones F-5E/F del Escuadrón Aéreo 401 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) cumplieron 42 años de servicio activo, un hito que, lejos de ser motivo de celebración, resalta una situación crítica que afecta a esa fuerza armada mexicana y que es la urgente necesidad de modernizar su flota de reactores de combate.
Esta problemática, que se arrastra desde hace años, se ha visto afectada por problemas económicos, falta de una política de defensa y un plan de reducción del gasto público que ha impedido la concreción del anhelo mexicano de contar con una flota aérea de combate moderna y eficiente.
En agosto de 1982, México adquirió solo doce aviones F-5E/F Tigre II de 26 que se planearon originalmente, a la compañía Northrop Aircraft Co. usando el programa de ventas militares al extranjero de los Estados Unidos. Desafortunadamente el terremoto de 1985, complico la situación financiera por lo que se tuvo que dejar de lado la incorporación de más F-5E, antes de que la línea de producción cerrara en 1986.
Estas aeronaves fueron las últimas adquisiciones en materia de aviación de combate de México y a pesar de que en su momento fueron las más modernas de su tipo, ya que fueron considerados como uno de los mejores cazas de combate del mundo. Sin embargo, con el avance tecnológico en la aviación, estas aeronaves han quedado rezagadas a pesar de que su capacidad de detección, maniobrabilidad y velocidad, siguen siendo sobresalientes, con el paso de los años, su obsolescencia tecnológica se ha vuelto cada vez más evidente.
Al iniciar el gobierno del presidente Vicente Fox (2000-2006) se comenzaron a considerar varias opciones para incrementar y modernizar la flota de F-5E/F mexicana al tratar de conseguir más aeronaves usadas en Suiza, Arabia Saudita y Taiwan, pero que por cuestiones presupuestales no se pudieron concretar en el caso suizo, en al caso de Arabia Saudita, las células estaban demasiado usadas y con Taiwan, China amenazo con un diferendo diplomático en caso de concretarse la transferencia.
Para el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) el entonces secretario de la Defensa Nacional el Gral. Galván solicito en el 2007, recursos para comprar aviones F-16, cuatro por año hasta completar un escuadrón de 16 aeronaves, petición que fue rechazada por la Cámara de Diputados.
Para marzo del 2015, el entonces comandante de la FAM, señalo que en el corto plazo no se vislumbraba una sustitución de los aviones F-5E/F, ya que los análisis militares marcaban que la situación de las relaciones internacionales y el entorno no preveían una amenaza que amerite contar con un mayor potencial, aunque si se consideraba una actualización a sus sistemas para ponerlos al día, en concordancia con el plan 2030, que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) propuso, para la modernización de las fuerzas de aire y tierra, renovando con equipo nuevo, la rama de transportes, de helicópteros, de adiestramiento y aviación táctica, dejando para el año 2025 la incorporación de 24 nuevos aviones interceptores.
Desafortunadamente en el sexenio 2018-204 se dejaron de lado los programas y planes de modernización dejando de incorporar en los últimos años nuevas aeronaves que incrementarían y modernizarían las flotas de transporte helicópteros, vigilancia y aviación táctica, lo que implica ahora en el 2025 una presión más a los presupuestos de defensa y marina que en los siguientes años deberán reponer a marchas forzadas los equipos faltantes que no se modernizaron en seis años.
La falta de modernización de la flota aérea de México es un problema de suma importancia por varias razones. En primer lugar, después de la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania modifico la geopolítica mundial dejando un panorama de incertidumbre que se complica con la llegada de un segundo mandato del presidente Trump en los Estados Unidos.
Después afecta la soberanía del país, ya que actualmente la Fuerza Aérea solo puede cubrir el con espacio radar el 32% del espacio aéreo nacional la falta de una fuerza armada potente afecta la imagen de México en el mundo ya que un programa de defensa fuerte respalda a una nación fuerte. Esto es preocupante en un momento en que los carteles del narcotráfico operan dentro del territorio mexicano y cuentan con recursos cada vez más avanzados.
Ahora existe un nuevo factor para la incorporación de una nueva aeronave, México se hará responsable de la protección de su parte correspondiente del espacio aéreo de Norteamérica para lo cual deberá poder interactuar con sus contrapartes canadienses y norteamericanas, realizando operaciones conjuntas con ambas fuerzas de acuerdo con la Estrategia de Cooperación Militar Bilateral México- USS Northcom, por lo que es inminente que México opere una nueva aeronave de combate después del 2025.
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