El mundo se encuentra en un periodo de inestabilidad, ni visto desde el termino de la Segunda Guerra Mundial, los conflictos en Europa y Medio Oriente, así como las tensiones crecientes en Asia, profundizan las diferencias y crean tensiones innecesarias. Después de la invasión de Rusia en Ucrania los presupuestos de defensa tuvieron un incremento global del 12%, un cambio drástico respecto a años anteriores.
En este contexto, México que siempre ha sostenido una política de no intervención, debería ahora empezar a dar los pasos para fortalecer su capacidad militar con la finalidad de poder vigilar y proteger su espacio aéreo y marítimo. Esto no implica una militarización sino recuperar y acrecentar capacidades para garantizar una defensa nacional básica y eficiente.
Al parecer los mandos militares mexicanos han tomado nota del complicado entorno geopolítico actual, ya que en su discurso como nuevo secretario de la Defensa Nacional el pasado 1 de octubre, el General Ricardo Trevilla Trejo señalo: “Tendremos como objetivo estratégico, para el Ejército y Fuerza Aérea, continuar recuperando nuestra esencia como fuerzas armadas, para la defensa de la soberanía del país”
En ese sentido hay varios temas que requieren atención inmediata como los siguientes:
Modernizar la vigilancia aérea en este rubro México depende de una red de cuatro radares AN/TPS-78, para cubrir la frontera sur apoyados por la red de vigilancia aérea del Centro Nacional de Vigilancia Aérea (CENAVI) y que de acuerdo a informes solo alcanzan a cubrir el 32% del espacio aéreo, entre las medidas necesarias para fortalecer la vigilancia aérea se encuentran, el ampliar la red de radares, incorporando nuevos sistemas para cubrir el centro y norte del país, continuar con los trabajos de actualización de las plataformas aéreas modernizando los aviones EMB-145 e incorporando más aeronaves AEW&C de Alerta Temprana y Control Aerotransportado.
Estas mejoras permitirían aumentar la cobertura del espacio aéreo mexicano garantizando mayor autonomía en la detección y respuesta ante amenazas.
Para apoyar los esfuerzos de vigilancia aérea se debe retomar la iniciativa para la incorporación de 24 interceptores de última generación y reemplazar flota supersónica del Escuadrón 401 con aviones que permitan implementar una adecuada defensa aérea, además de presentar un medio de disuasión a eventuales eventos geopolíticos.
Modernizar a flota de transporte, en este momento la flota de transporte militar mexicana no se encuentra en sus mejores momentos ya que requiere la incorporación urgente de nuevos aviones de transporte se ha estudio la posibilidad de incorporar el C-130J, el KC-390 de Embraer o el A400M de Airbus, con la finalidad de mover tropas y material a cualquier parte de México de maera rápida y eficiente.
En la vigilancia marítima la Armada de México, enfrenta retos significativos con más de 11,000 kilómetros de litorales, se requiere una renovación profunda de su infraestructura y flota y de acuerdo con información publicada se requieren al menos siete Patrullas Oceánicas de Largo Alcance (POLA) para garantizar presencia en aguas profundas, respecto a las Patrullas oceánicas se requieren entre diez y doce unidades nuevas, además de seis aeronaves de patrulla marítima para monitoreo continuo. Junto con buques logísticos para diversas tareas y apoyo al plan marina
La armada mexicana también debe adquirir nuevas capacidades antisubmarinas y continuar con la incorporación del helicóptero SH-60 Seahawk que se canceló en el 2018, lo que fortalecería la capacidad operativa naval en misiones de largo alcance.
Incorporar estos medios de defensa implica una inversión considerable, estimada en 10 a 12 mil millones de dólares solo para el periodo 2024-2030, aunque el costo puede transformarse en una oportunidad económica si se adopta una estrategia de compensaciones industriales y tecnológicas. Por ejemplo, Canadá renovara su flota de combate con 88 aviones F-35 de quinta generación además de incorporar fragatas, corvetas y submarinos, con una inversión proyectada de 70 mil millones de dólares Lo innovador de su enfoque es la localización de la producción y tecnología, asegurando beneficios directos para su economía.
México podría seguir este modelo para impulsar varias de sus empresas aeroespaciales y de defensa en un mundo donde las tensiones crecen y la tecnología avanza rápidamente, proteger el espacio aéreo y marítimo es una necesidad estratégica.
La inversión en defensa no solo garantizará la soberanía nacional, sino que también puede convertirse en un motor de desarrollo económico si se implementa con visión y estrategia como lo podemos ver el caso de España. “Invertir en defensa es invertir en paz”. Con esta afirmación, Margarita Robles, ministra de Defensa de España destacó la importancia de fortalecer las capacidades militares y de seguridad no solo como un acto de preparación para posibles conflictos, sino como un medio para prevenirlo y garantizar la estabilidad de la Unión Europea en su conjunto.
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