Por: José A. Quevedo
Por más de 30 años el avión PC-7 fue la base con la cual la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) planteó la mayoría de su estrategia táctica, es decir, fue su principal aeronave con capacidad de combate, siendo desde su llegada hasta hace poco tiempo la más numerosa en su inventario, con 88 comprados originalmente.
Sin embargo, los accidentes así como la acumulación de horas de vuelo, que tan sólo en el sexenio 2012-2018 sumaron 61,740, más el desgaste a las células por la habilidad de la aeronave para realizar acrobacia e instrucción avanzada, y el rebase tecnológico de muchas otras aeronaves introducidas en la Fuerza Aérea Mexicana, lo han rendido obsoleto y como un candidato ideal para ser reemplazado.
Por supuesto que resulta doblemente irónico que su cambio viniera de una aeronave que retoma el legado del avión North AmericanT-6 Texan a través de la ahora compañía Beechcraft que utilizó bajo licencia el diseño básico del PC-9 (una aeronave sin éxito en la FAM) en la década de los noventa para entregar un producto que pudiera adaptarse a los requerimientos del avión conjunto de entrenamiento primario para el programa JPATS.
A inicios del año 2010, la Fuerza Aérea Mexicana realizo un análisis costo-eficiencia para iniciar el proceso administrativo y de adquisición para el “Reemplazo de los aviones PC-7 de la Escuela Militar de Aplicación Aerotáctica de la Fuerza Aérea”.
El 9 de enero del 2012, Hawker Beechcraft anunció la venta de 6 aeronaves T-6C+ para la Fuerza Aérea Mexicana, con entregó en el 2012 para reemplazar los entrenadores suizos Pilatus PC-7 usados en la FAM.
Los primeros cuatro T-6C llegaron en el mes de agosto de 2012 y los dos restantes en septiembre del mismo año, por lo cual estas aeronaves se emplearon para incrementar el adiestramiento táctico de los pilotos aviadores de la Escuela Militar de Aplicación Aerotáctica de la Fuerza Aérea.
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