Redacción.- Fordo, es una instalación ubicada a 95 kilómetros al suroeste de Teherán, es identificada por la inteligencia occidental como un complejo de enriquecimiento de uranio excavado en una montaña cerca de la localidad de Qom. Construida a una profundidad estimada de 80 a 90 metros, con túneles protegidos por paredes gruesas y puertas a prueba de explosiones, es uno de los sitios nucleares más fortificados de Irán.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó en mayo de 2025 que Irán produce en esa instalación, uranio enriquecido al 60%, y estaría cerca de producirlo al 90% necesario para construir armas nucleares. La profundidad y fortificación del complejo lo hacen resistente a la mayoría de las armas convencionales, incluidas las bombas penetradoras en el arsenal israelí, como la GBU-28. Es así como el B-2 Spirit, equipado con la bomba GBU-57, es la única plataforma capaz de destruir Fordo mediante un ataque aéreo convencional y solo es operado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF).
El B-2 Spirit, fabricado por Northrop Grumman, es el único bombardero furtivo operacional de la USAF capaz de transportar y desplegar la bomba GBU-57 denominada como Massive Ordnance Penetrator (MOP). La GBU-57 es la bomba no nuclear más potente del arsenal estadounidense.
El B-2 es un bombardero estratégico, diseñado para penetrar espacio aéreo con defensas antiaéreas, tiene una capacidad de carga de hasta 18,44 kilogramos. Su diseño de ala volante y tecnología furtiva le permiten operar sin ser detectado, con un alcance de 11,000 kilómetros sin reabastecimiento y hasta 18.500 kilómetros con un reabastecimiento en vuelo.
En ese sentido el B-2 es el único avión que puede transportar la bomba GBU-57, pudiendo llevar dos de ellas, cada una de 13.608 kilogramos, en su bahía de armas interna, lo que lo convierte en una plataforma única para atacar objetivos fortificados subterráneos. En octubre de 2024, aviones B-2 Spirit realizaron ataques en Yemen contra instalaciones subterráneas de los hutíes, cuando emplearon GBU-57 para destruir depósitos de armas, lo que marca el primer uso en combate de esta bomba.
La bomba GBU-57, desarrollada por Boeing bajo la supervisión del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea en la Base Aérea de Eglin, es una munición guiada por GPS diseñada para destruir búnkeres subterráneos altamente fortificados. La bomba contiene 2.400 kilogramos de explosivos, incluidos AFX-757 (2.080 kilogramos) y PBXN-114 (341 kilogramos), optimizados para maximizar el daño tras la penetración. Su desarrollo comenzó en 2002, tras comprobarse en la invasión de Irak de 2003 que las bombas penetradoras previas, como la GBU-28 de 2.300 kilogramos, eran insuficientes contra estructuras fortificadas.
La GBU-57 utiliza un sistema de guiado GPS/INS (Sistema de Navegación Inercial) que le permite alcanzar una precisión de pocos metros. Sus aletas traseras de celosía estabilizan el vuelo y permiten ajustes de trayectoria en tiempo real. Incorpora un Fusible Inteligente de Gran Penetrador (LPSF), que ajusta el momento de detonación según la profundidad y estructura del objetivo.
El B-2 Spirit y la GBU-57 forman un sistema diseñado para atacar instalaciones estratégicas protegidas, como las utilizadas para desarrollar armas de destrucción masiva. La Fuerza Aérea de Estados Unidos mantiene un inventario limitado de estas bombas, con al menos 20 unidades entregadas hasta 2015. La bomba no está disponible para otros países, incluido Israel, lo que restringe su uso a operaciones estadounidenses.
La GBU-57 no ha sido utilizada contra instalaciones nucleares, pero su diseño responde a la necesidad de neutralizar objetivos como los de Irán o Corea del Norte, que cuentan con búnkeres subterráneos profundos. El B-2 Spirit opera desde bases como Whiteman en Missouri o Diego García en el océano Índico, a 5.150 kilómetros del objetivo en Irán, lo que requeriría reabastecimiento en vuelo para completar una misión de ida y vuelta.
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