Por José A. Quevedo
En el 2016, la Secretaria de la Defensa Nacional (Defensa) anunció el proyecto azteca que consistía en el desarrollo de un avión ligero de entrenamiento, mismo que volaría en el desfile militar del 2018, el último año del sexenio y además de que se iniciará su producción en serie en el año 2020 con la finalidad de obtener 35 ejemplares del avión, pero al final el proyecto no prosperó, después se conoció que se filtraron algunos planes de construir en México el avión Pampa 3, construido por la Fábrica Argentina de Aviones “Brig. San Martín” SA (FADEA) en Argentina, sin que pasara más allá de reuniones entre mexicanos y argentinos sin ningún avance.
Después llegó un nuevo gobierno y canceló las adquisiciones, en el sexenio 2018-2024 sólo hubo mantenimiento y limitado por temas de presupuesto, pero si vemos el tema con más profundidad y con la seriedad requerida la Defensa no debe construir aviones esa no es su función, casi ninguna fuerza militar del mundo lo hace exitosamente lo que sí puede hacer es participar en el desarrollo de tecnología aeronáutica estableciendo requerimientos y colaborando en la experimentación y esa sería la forma correcta en que el gobierno impulsaría el desarrollo de la industria aeroespacial mexicana tal y como lo hacen los países tecnológicamente avanzados.
A la fecha en el Plan Nacional de Desarrollo 2026-2030, no se plantea ningún impulso de este tipo para las fuerzas armadas.
Veamos por ejemplo a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) con su último desarrollo, el entrenador Boeing T-7A, Red Hawk, la USAF no lo construyó, pero si desarrollo supervisó y aprobó las características de la aeronave que quería, un avión en tándem, con características visuales para el alumno e instructor, supersónico con aviónica de última generación de fácil mantenimiento y modular, además de algunos otros requisitos como integrar junto con el avión un sistema de entrenamiento completo en tierra.
A la convocatoria acudieron tres compañías Boeing asociada con Saab, Lockeed Martin asociada con Korea Aerospace Industries (KAI) y la italiana Leonardo en solitario como sabemos ganó la propuesta de Boeing y Saab.
Es así como las condiciones están puestas para poder lograr grandes avances, tal y como lo está haciendo Brasil con el Gripen en el cual no sólo se está comprando un avión sino una transferencia de tecnología para que Brasil a través de la empresa Embraer desarrolle posteriormente un avión de quinta generación.
En México Defensa ya ha tenido experiencias de este tipo con los blindados DN-XII en donde no se compró un blindado, sino que se transfirió tecnología para continuar desarrollando los procesos de blindaje soldadura y armado para los siguientes blindados mexicanos.
En el caso de la construcción de un primer avión, México tiene una ventaja, cuenta con los Cluster aeroespaciales en los estados de Baja California, Querétaro, Sonora, Chihuahua y Nuevo león además del Cluster del Bajío, que cuentan con empresas, mano de obra especializada y sobre todo experiencia, siendo mucho más fácil pasar de la capacidad de producción que ya se tiene a la capacidad de integración, los fabricantes equipos aeroespaciales utilizan mano de obra mexicana para muchos de sus componentes condición propicia para dar el salto tecnológico.
Tal y como la Secretaria de Economía desarrollo desde el sexenio de Felipe Calderón el Programa Estratégico Nacional de la Industria Aeroespacial (Pro-Aéreo) 2012-2020 y después en el 2014, la hoja de ruta de la industria aeroespacial, donde el objetivo general es el desarrollo de un ecosistema nacional de alto valor agregado y su integración competitiva a las redes internacionales del sector aeroespacial y de defensa convirtiendo a México en un destino que atienda el ciclo completo de una aeronave.
Mientras que las estrategias regionales se alinean a la estrategia nacional conforme a las vocaciones productivas de los principales clústeres, Defensa en conjunto con la Secretaria de Marina debería desarrollar su hoja de ruta para atraer inversiones, dando entrada a empresas productoras de tecnología de última generación y con acceso a contratos de alta tecnología para transferir tecnología de vanguardia y generar valor agregado, fortaleciendo las capacidades nacionales, sin distraer sus funciones de Defensa Nacional.
Es indispensable que entre los requerimientos que formulen la Defensa y la Semar, estén un alto grado de manufactura mexicana e integración de la aeronave en territorio mexicano tal vez en un principio del 51% para avanzar a mayor porcentaje en las últimas entregas.
¿Ahora con quien asociarse? Pues depende de que se requiera si se requiere un avión similar al F-5E, pues el candidato natural será el FA-50 de Corea, con la ventaja de que una asociación a largo plazo nos pondría en la ruta de incorporar un avión de quinta generación como el KF-21 Boramae, si se desea un caza de más performance, puede existir una asociación con Embraer y Saab para obtener el Gripen, o Lockheed Martin con el F-16 de última generación, pero si se desea algo con mayor capacidad pues esta Boeing con su F-18E, además de Airbus con el Eurofighter que tiene la ventaja de que varios de sus helicópteros y aviones de transporte ya operan en México y cuenta con importantes inversiones en factorías en México, entonces porque no lograr un acuerdo que involucre también a un avión como el A400M, que también es necesario para los planes de ayuda a la población.
Es así como el problema no es con quién asociarse, sino que exista la voluntad política de avanzar en fortalecer las capacidades mexicanas generando capacidades tecnológicas que permitan avanzar de una manera más rápida en desarrollar métodos o tecnologías nuevas que permitan recuperar las décadas de atraso en este rubro generando empleos bien pagados, creación de una planta industrial de defensa, desarrollo tecnológico y al mismo tiempo fortalecer la defensa mexicana.
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