Por Mariano García Rodríguez.
La vida pasa en el Irak de los ochenta, son tiempos de guerra, es un domingo por la tarde pero no uno cualquiera, en el centro del país hay eco de cañones sordos y cortos de la antiaérea; los artilleros babilonios se han repuesto a la sorpresa, corren asustados y apenas preparados hacia sus baterías y ahora tiran con ferocidad en torno de un lugar llamado Al Tawaitha, localizado al sur de Bagdad. Sin embargo sus esfuerzos no sirven de mucho, los operadores de radar estaban comiendo y no tienen el tiempo para encender la estación que gobierna una batería de misiles SA-6 y la instalación que debían proteger está siendo golpeada una y otra vez; en este punto del combate ya no puede verse mucho a causa del humo y explosiones que abrazan la instalación y dentro de un muro escalonado hecho de tierra con la forma de herradura, todo es confusión. No hubo sirena ni alarma previa, sólo explosiones y luego el ruido de los aviones pasando.
Arriba en el cielo, un par de ojos miran pasar las verdes curvas del Éufrates, algunos botes, un grupo de islotes y en ese momento una serie de datos en su HUD le indican que es momento de hacerse presente, jala su joystick, acelera y la punta del F-16 toma una elevación sostenida de 55°, 330 nudos a 4000 pies. Piloto y avión son uno, él sólo reporta sus movimientos mecánicamente y respira muy rápido, gime ocasionalmente. “suficiente elevación”, ahora se invierte para que las gravedades le sean favorables, vuela de cabeza se cruza con el sol, siente su calor, cierra los ojos un segundo y ahora lidia con 3G positivas y comienza a bajar su nariz. Después de un momento vuelve a invertir y se encuentra justo donde quería; el objetivo está ahí metiéndose en su parabrisas.
La antiaérea empieza a hacerle incomoda al situación, “puede ser peor”. Ahora va en una picada de 30°, 470 nudos y esta a 7,800 pies, el objetivo esta a segundos de cruzar su retícula, la artillería no cesa. ¡Por fin! 5,500 pies suelta las bombas a 550 nudos, su computadora le marca el lugar dónde deberían caer con un círculo, otro avión más abajo se le cruza en dirección al este. Llega la explosión que solo es un destello rápido, rompe su descenso y gira muy fuerte a la izquierda, grita, se duele de la 8.3 gravedades que acaba de recibir, la alarma de pérdida suena, ahora está a nivel 3.0 y dirección noreste. Abajo la gente solo levanta sus cabezas confundida por el ruido de aviones, “Es Irán” dicen y un grupo señala un avión más que gira bruscamente al oeste, pero Irán no queda en esa dirección, los aviones ya no están y se pierden de vista sin que nadie tenga tiempo de creerlo o asimilarlo, la idea de momento es ridícula, pero Israel por fin ha destruido el programa nuclear de Saddam Hussein.
Israel, neutralizado.
Veinte kilómetros al sur de la capital Iraquí se encuentran los restos de lo que en un tiempo, fue el centro de investigación nuclear de Irak, se llamaba Al Tawaitha, sus antecedentes pueden rastrearse hasta 1956 cuando fue fundado sobre las bases técnicas que los Estados Unidos dieron a los científicos iraquíes a través del programa “átomos para la paz”, que consistía en desclasificar documentos del proyecto Manhattan y hacerlos públicos para que las naciones en desarrollo pudiesen iniciar programas nucleares y así fue como en 1962, comenzó la construcción del primer reactor iraquí de investigación mediante la ayuda proporcionada por la entonces Unión Soviética quien le vendió a Iraq un pequeño reactor de 2 MW IRT-5000, el cual alcanzó estado crítico en 1967 y que fue mejorado a 5 MW en 1978.
En 1968 Iraq firmó el tratado de no proliferación nuclear, y continuó con sus investigaciones en la materia con muy poco financiamiento y casi dependiente de donaciones del exterior, sin embargo posterior a la toma del poder del partido Baath, en 1971 se iniciaron acercamientos secretos con catedráticos y físicos locales relacionados al proyecto y la comisión de Energía Atómica Iraquí, para que empezaran en secreto, lo quisiera o no, por órdenes del líder del partido y Vicepresidente Saddam Hussein a planear métodos que de manera clandestina y cobijados por el programa nuclear civil dieran paso a desarrollar capacidad táctica nuclear al país.
Fue en el periodo entre 1972 y 1976 que el programa paso de ser un ambiguo y pobre plan de investigación a un proyecto grande en metas y financiamiento; los científicos habían trazado un plan en el que se debía adquirir uno o dos reactores para producir plutonio que aun bajo las normativas de la Agencia Atómica Internacional, que visitaría cada dos años las instalaciones, pudiese aparecer como meramente civil; el programa arrancó curiosamente con la firma de Hussein y no del presidente, a partir de ese momento el programa pertenecía a Saddam e incluso logró posicionar a uno de sus científicos dentro de la Agencia de Energía Atómica para que espiara y les mantuviese informados.
En 1974, oficiales Iraquíes se dirigieron a Francia para negociar por segunda vez, (la primera fue infructuosa) un contrato por la compra, construcción y desarrollo de dos reactores, el primero de 40 MW nominales y posibles 70 MW que fue nombrado Tammuz-1 u Osiraq, al segundo reactor, de menor potencia: 800 KW se le bautizó “Tammuz-2”; obviamente este tipo de reactores por su potencia y nivel tecnológico, no eran propios para naciones con programas pacíficos o en un estado básico de investigación nuclear, algo que aparentemente paso inadvertido para todos los involucrados, sin embargo en septiembre de 1975 Saddam vuela a París y cierra el trato, que se finiquitaría hasta 1976 momento en el que Francia ya empezaba a tener serias dudas sobre lo que había hecho, tratando sin éxito, de mitigar el contrato.
Italia se incorporaría al proyecto en 1979 a través de la compañía SNIA que a grandes rasgos aportaría una planta de refinamiento y trata de uranio y plutonio para la mejora del combustible nuclear, la cual estaría fuera de la vigilancia de la AIEA. Las compras incluían por supuesto equipo y apoyo técnico complementarios para generar y tratar combustible nuclear con fines supuestamente civiles y de investigación que beneficiaran el desarrollo del pueblo Iraquí, sin embargo la meta real para el estado Babilonio era la de crear una bomba nuclear que contrarrestara la clandestina capacidad israelí y que pudiese posicionar a Saddam, quien continuamente estaba al margen de las potencias, por sobre todos en la región y quedar en la cúspide de las capacidades militares y disuasivas de sus “aliados” árabes. Saddam veía su bomba como una pieza fundamental más de su megalomanía. Otros países involucrados en menor medida fueron Portugal (quien vendió cerca de 100 toneladas de uranio) Brasil y Nigeria quienes aportarían grandes embarques de material. Para finales de los 70, el programa iraquí había costado unos 750 millones de dólares y empleaba a 500 ingenieros y técnicos.
Esta capacidad le daría mucha ventaja si asumimos la violenta y ambigua moral del líder Iraquí, quien de por sí ya planeaba desarrollar armas químicas; capacidad probada tiempo después por la ligereza con que Hussein uso gas sarín contra Kurdos e Iraníes avanzada la década; de este modo tenemos una clave a la psicología y comportamiento de Saddam y por lo tanto no resulta raro que Israel tomara el asunto como un decisión de vida o muerte. Hussein como criminal y el despiadado hombre que era, no tendría ningún empacho al momento de usar su bomba sobre Tel Aviv al menor pretexto.
Fue en el periodo de las negociaciones con Francia cuando Israel se mostró interesado en el programa nuclear de su vecino, los focos rojos se dispararon por todos lados y de inmediato el primer ministro Menájem Beguin se dio a la tarea de designar comisiones que realizarían diferentes cometidos diplomáticos y de inteligencia en la región y con los países europeos que estaban involucrados en el desarrollo nuclear de Saddam con miras a conocer y evaluar el programa iraquí de manera multidisciplinaria. El resultado no pudo ser peor para Israel, según los servicios de inteligencia hebreos, el programa estaba totalmente encaminado a obtener capacidad nuclear clandestina, por su lado Saddam ya no hacía mucho para ocultarlo, en 1975 concedió una entrevista a una revista muy popular en mundo árabe, donde declaró que el país estaba en camino de ser el primer estado árabe en intentar armarse nuclearmente, justificándolo con la constante amenaza convencional y nuclear Judía en la región.
Aun antes de estar completamente en marcha, el programa ya tenía metas y enfoques bien determinados por la directa intervención de Hussein, quien presionaba fuerte a sus científicos a quienes eliminaba del proyecto con sus métodos habituales, si detectaba fisuras ideológicas o retrasos. Según el Mossad buscaba construir entre 1 y 4 artefactos explosivos al año mediante la combinación del material producido por los 3 reactores. El informe contenía una advertencia que marcaría el ritmo de la preocupación Israelí. “El reactor no debe atacarse una vez que sea cargado con material nuclear”. Siendo así y sin perder tiempo Israel se lanzo a una cruzada diplomática pública para persuadir a Francia e Italia de que cesaran su apoyo a Irak, sin embargo, nada tangible pudo obtenerse en ese campo, pues Israel no contaba con mucho eco dado su mal historial unilateralista e industrial con Francia y aunque los demás vecinos árabes estaban ciertamente incómodos, nadie metería las manos al fuego para ayudar a debilitar a un país de la liga árabe (por peligroso que este fuera) en favor del enemigo común; Israel estaba solo y debía tomar el siguiente paso.
El Mossad va a Francia.
La iniciativa Israelí involucró una campaña de sabotajes y asesinatos perpetrados por el Mossad, encaminados a controlar y ahuyentar a los científicos que cooperaran con Irak y de ser posible detener completamente las ambiciones de Saddam quien de por sí, con sus purgas y creciente intromisión ya había hecho una significativa ayuda eliminando un tercio de los científicos y directores del programa. Operación Esfinge se le llamó, y significó la última esperanza Judía de resolver el problema sin irse a lo público con una escalada militar que diera mala publicidad a Israel y generara problemas diplomáticos como los que Israel tuvo que enfrentar en 1960 con la abducción de Adolf Eichmann.
La madrugada del 6 de abril de 1979, siete agentes del Mossad, se infiltraron en las instalaciones de Constructions Navales et Industrielles de la Méditerranée en La Seyne-Sur-Mer, cerca de Toulon donde los dos reactores, esperaban ser embarcados. Los agentes colocaron 5 cargas en los núcleos de los reactores y las detonaron con éxito. Francia estaba furiosa y demandó una explicación a Israel, quien declaró que el sabotaje había sido perpetrado por grupos ambientalistas. Sin embargo las cargas no fueron tan potentes como para destruir los reactores y sólo retrasaron el proyecto seis meses, tiempo que tomo remediar los daños mayores, pero la prisa de Hussein supuso un revés para el Mossad, ya que aún cuando las radiografías hechas a los núcleos, revelaron pequeñas fracturas microscópicas que en teoría volvieron los núcleos de los reactores inservibles o que al menos reducirían su vida útil a más de la mitad, no frenaron los planes iraquíes, quienes asustados por la brutalidad de su presidente, aceptaron los reactores en ese estado, ignorando la recomendación de reconstruir los núcleos completamente, lo que hubiese tomado otros 2 años.
Las posibilidades de volver a acceder a los reactores ya eran mínimas e Israel se enfocó en otros objetivos, su siguiente blanco fue un científico nuclear egipcio llamado Yehia al Meshad, quien supervisaba la construcción de los reactores; el Mossad intentó reclutar a Yehia, pero este rehusó la oferta lo que llevó finalmente a su ejecución el 13 de junio de 1980 en Francia, cuando una prostituta francesa de nombre Marie Claude Magalle que visitaba regularmente a Yehia; supuestamente dejo entrar un equipo Kidon del Mossad a su habitación para dar fin a la vida del científico egipcio. Magalle acudiría a la policía tiempo después para declarar sobre la muerte de Meshad, pero misteriosamente el 12 de julio de 1980 moriría atropellada, sin que su muerte quedara aclarada.
La campaña de acoso del Mossad se volvió virulenta, señal de su desesperación e imposibilidad de fallar. El 7 de agosto de 1980 la oficina de SNIA, en Italia fue bombardeada y continuó haciendo blanco en científicos relacionados al proyecto: un ingeniero eléctrico llamado Salman Rashid que trabajaba en EMIS se enfermó irremediablemente mientras hacía un viaje de dos meses a Ginebra y murió a 10 días de haber consumido algún tipo de alimento contaminado. Seis meses después otro ingeniero, Abdul Rahman Abdul Rasool, moría envenenado en un banquete en Francia.
Pese a los retrasos provocados por Israel, el programa seguía en pie. El ministro de defensa Weizman, no tuvo mayor opción que citar al comandante de la Fuerza Aérea, Mayor General David Ivri para cuestionarlo sobre las capacidades humanas y técnicas de la Fuerza Aérea en orden de preparar un ataque al reactor nuclear Iraquí.
Atacarán Aquí
La idea de alcanzar semejante objetivo ya era por sí misma un reto, el reactor estaba completamente fuera del alcance de cualquier avión que tuviera la Fuerza Aérea, se tendría que volar todo el tiempo sobre territorio enemigo, no ser detectado, navegar con precisión absoluta sin conocer el clima sobre un área difícil y en caso de que alguien fuese derribado y sobreviviera, se tendrían que arreglar medios para intentar la recuperación. El candidato lógico en esos años fue el F-4 Phantom, “Kurnass” para los israelitas, por lo que se equiparon algunos F-4 con sondas de repostaje de construcción local y comenzaron las pruebas en conjunto con los KC-130 y especialmente algunos A-4 “Ayit” con “buddy store pods” para trasvasar combustible.
Los pilotos no sabían la razón por la que se realizaban estos ensayos, ellos solo recibieron órdenes de ensamblarse con los Skyhawk y hacer los procedimientos de repostaje a baja altura en completo silencio sin ningún tipo de ayuda externa. Misiones similares se fueron repitiendo al paso de los meses pero con diferentes combinaciones de cargas y tanques de combustible, en las que se pedía a los pilotos que registraran detalladamente el consumo de combustible a través de toda la envolvente de vuelo. Para Febrero de 1980 Ivri informó a Weizman que la misión podía hacerse, seria riesgosa, pero en la teoría y aparentemente en la práctica, podría llevarse a cabo.
El plan proponía que una fuerza conjunta de 18 a 24 aviones formando una red de trasvase harían posible que sólo 4 F-4 llegaran con combustible suficiente para atacar el objetivo, dejando fuera el empleo de los KC-130 porque su lentitud y el tiempo de vuelo sobre territorio enemigo los haría blancos muy fáciles. Cosas del destino, para 1980 la situación había cambiado para Israel, el año anterior los Estados Unidos habían hecho una propuesta irrechazable para el estado Hebreo, ofreciendo 75 F-16A/B que habían construido inicialmente para Irán y que por supuesto Israel aceptó.
Bajo órdenes secretas de Ivri, los pilotos judíos fueron enviados a entrenamiento a Utah con la “tarea” de evaluar discretamente la capacidad de ataque del F-16, una petición extraña para sus pilotos, ya que por esa época, el avión era visto y promovido como un caza nato y un maniobrero absoluto. El Fighting Falcon no se había vuelto el pesado multirol que es ahora.
Una vez que los primeros F-16 llegaron a la base de Ramat David, el 2 de julio de 1980, los vuelos de evaluación comenzaron de nuevo, midiendo de cerca los consumos de combustible con diferentes cargas; para entonces la tensión aumentaba en el norte de Israel con Líbano y Siria, así que los pilotos lo tomaron con cierta normalidad, ignorantes de la verdadera misión que se planeaba para ellos. Finalmente llego el día en que el Tte. Coronel Ze´ev Raz y el Capitán Ilán Ramón del 1° Escuadrón Jet, fueron llamados a una junta secreta en la que el General David Ivri se acercó a un mapa, con su dedo señaló Bagdad y les dijo “van a atacar aquí”. Es el 29 de octubre de 1980 que el primer Ministro Menahem Begin le da luz verde a la Fuerza Aérea para que lleven a término los esfuerzos de Israel por detener el programa nuclear Iraquí. A casi 3 años de numerosas investigaciones, discusiones y operaciones secretas, el Mossad notificó al primer ministro que ya había hecho todo lo que estaba a su alcance y había agotado todo recurso disponible, la esperanza radicaba ahora en una operación militar.
De Europa llegaron noticias preocupantes, la prensa Francesa filtra información el 1° de junio que indica que la construcción y reparación de Osirak ya había finalizado, esto mas otros indicios dieron motivos a la inteligencia Israelí de creer que era sólo cuestión de semanas antes de que el reactor fuera alimentado volviéndose intocable por lo que el 4 de junio de 1981, los comandantes recibirían la orden de ejecutar la acción para el domingo 8 de mayo. Por si fuera poco, Irán, que ya había entrado en guerra con Irak, en obvia preocupación, montó en septiembre dos ataques aéreos contra Osirak, sin mucho éxito y solo dejan un escenario más complicado: Irak reforzó las defensas con misiles SA-2, SA-3, SA-4 y SA-7, junto con globos que impedían un ataque rasante que eran complementados por numerosas baterías de artillería antiaérea.
Planeando el ataque
Los pilotos habían ensayado usando entre otras zonas el Sinaí y el mar rojo, en el cual aún había cierto grado de ocupación Israelí en estado de retirada gradual, de esta manera se simularon las rutas, tiempos de vuelo y perfiles de ataque que se seguirían en la misión real dentro del espacio aéreo Israelí, sin que los operadores de radar de Jordania, Egipto o Siria sospecharan que algo se cocinaba. En un momento se planteó la opción de usar los F-15 “Baz” con los tanques confórmales, pero Ivri decidió, sin que hasta hoy quede una razón clara, que el ataque lo harían los F-16 mientras que los F-15 serían los escoltas.
Para entonces las cosas marchaban bien, se hacían ensayos de combate cercano sin postquemador, o maniobras de evasión; el único punto delicado era que el F-16 operaria en el límite verdadero de su alcance pero no había manera de solucionar eso así que se concentraron en otros problemas técnicos, particularmente uno que involucraba la configuración de ataque considerada como ideal, configuración que mantuviera el arrastre aerodinámico bajo y sin afectar demasiado el consumo de combustible; se encontró que esta se componía de 2 Aim-9L en los tips de las alas, 2 tanques sub-alares de 370 galones en los pilones internos de cada ala, un tanque ventral de de 500 galones y contrarío a lo que por mucho tiempo se especulo, sólo 2 bombas convencionales Mk-84 con detonadores retardados y llenas de tritonal. El problema radicaba en que el manual de vuelo del F-16 decía que jamás se deberían liberar los tanques de combustible si se llevaban bombas en el avión, ya que los tanques vacíos podían golpear las bombas y causar un problema, sin embargo las pruebas hechas por los israelíes demostraron todo lo contrario.
De acuerdo al plan, el ataque se haría en un domingo, asumiendo que los técnicos franceses no trabajarían. Los aviones deberían despegar en la tarde dejando suficiente luz para navegar, identificar y atacar el objetivo, de este modo si los perseguían los pilotos árabes, tendría el sol de frente y si algún piloto debía ser rescatado, los equipos de búsqueda tendrían suficiente oscuridad que aprovechar. La primer fecha real que se dio para el ataque fue el 8 de mayo de 1981, los F-15 estaban ya listos en la base de Etzión, en el Sinaí, al suroeste del desierto del Negev, se había hecho correr el rumor entre filas de que se trataba de un operación conjunta de entrenamiento con la marina. El día llegó y los “doble cola” o sea los F-15 carreteaban puntuales a la cita, los aviones estaban a punto, todos estaban listo. La ventaja de Etzión era que estaba próxima a la frontera Jordana, lejos de ciudades, aislada y era lo más cerca que podrían estar de territorio hostil.
El 8 de mayo los pilotos de los F-16 estaban a punto, algunos ya estaban sentados en sus cabinas revisando sus sistemas cuando llegó al orden de Menahem Beguin de cancelar el ataque, la sorpresa fue mayor, pues una llamada telefónica de Simón Pérez quien había hablado con Begin concerniente a las repercusiones políticas de realizar el ataque, dejo ver que de alguna manera la misión se había filtrado y por lo tanto no era seguro mandar los aviones a una posible emboscada. El problema resultó ser que para estas fechas ya todo el personal de mantenimiento sospechaba del objetivo de la misión, ya que Bagdad era el único blanco importante en un radio de 600 millas, sin embargo las evaluaciones de seguridad no dieron indicios de que hubiese un mayor daño, obviamente el personal de la IDF resultó sumamente leal y discreto, ya que después de la misión abortada del 8 de mayo, se supo que algunos pilotos no borraron sus coordenadas de navegación de las computadoras y que los técnicos extrajeron la información de ellas, trazando por su cuenta la ruta de ataque, aún así el plan no trascendió y ni siquiera la Inteligencia Norteamericana o Rusa tuvieron indicios sobre el plan.
Bagdad a la vista
El ataque real vendría el 7 de junio de 1981, un domingo normal en el medio oriente. La fuerza de ataque se componía de 8 F-16A dividida en dos formaciones de 4, la primera con el indicativo “Izmal” y la segunda como “Eshkol”, acompañándolos 6 F-15 equipados con CFT y divididos en 3 equipos de 2 aviones: “Petel” que tenían la vital misión de perturbar y bloquear los radares enemigos, “Patephone” actuando como estación de radio avanzada y “Pakhman” haciendo las de comando y control, todos tendrían un rol doble y deberían proporcionar protección a los F-16 en caso de necesitarse. Al norte, sobre el mar muerto cuatro F-15 adicionales hicieron circuitos vigilando la actividad sobre las bases Jordanas por si se requería su intervención.
Los pilotos de los F-16 encienden sus maquinas, el avión de Amir Nachumi tiene problemas y éste tiene que cambiar de avión a toda prisa, media hora después sólo hasta que concluyeron con los chequeos pre vuelo e Intentando ahorrar cada gota de combustible, los aviones carretean a una estación designada donde se acercan las pipas, los técnicos llenan los tanques de los aviones con los motores encendidos, un procedimiento considerado como muy peligroso. Los primeros en despegar son los F-15 “Petel”. Los F-16, deben ir después, 16:01 es hora de despegar y entre cada avión se dan 300 metros de espacio, se comen más pista de la que creían, realmente apenas pueden despegar; pero eventualmente el grupo de ataque logra la transición y se ensamblan en formación defensiva a 500 pies; cruzan el golfo de Aqaba, ahora los pilotos ven algunos barcos navegando.
Curiosamente uno de los botes pertenece al Rey Hussein de Jordania que vacaciona en el Mar Rojo y que vio los aviones pasar justo sobre su yate, obviamente entendió que se trataba de un ataqué, si adivinó e informó o no sobre el avistamiento a los Iraquíes, resulta discusión irrelevante, ya que esto no cambió el resultado de la misión, lo que se sabe es que telefoneó a los Sauditas y estos no reportaron ver nada, los F-16 volaron al margen del alcance radar de los Sentry.
Todo parece ir bien, ahora ya sobre las dunas del sur de Jordania bajan a 150 pies y comienza su silencio radial y electrónico a través de Arabia Saudita e Irak, nada más que 90 minutos de vuelo sobre territorio enemigo. Patephone y Pakhman despegan a continuación y se dirigen hacia el oeste de Irak, desde ahí monitorearán las bases Iraquíes y realizarán sus funciones de comando y comunicación con órdenes de derribar cualquier avión que intente estorbar en la misión. Finalmente a través de Arabia Saudita se despliegan algunos helicópteros dentro de Irak, presumiblemente CH-53, listos para rescatar cualquier piloto que sea derribado. Ya no hay marcha atrás.
Los aviones volaban ya sobre el desierto Saudita, algunos han trasladado cantidades de combustible a diferentes tanques mejorando el centro de gravedad y para reducir el arrastre, a continuación vacían sus tanques auxiliares bombeando el combustible a los tanques internos y los desechan sin problema alguno, caen al desierto y continúan ahí hasta nuestros días. Ahora los aviones se vuelven más eficientes en su consumo y los pilotos pueden volver a concentrarse en la navegación que a esta altura y sobre el desierto resulta muy complicada. Todos están conscientes que no hay margen para los errores, ya han pasado varias bases sauditas que no están marcadas en sus mapas y solo esperan que no entiendan lo que pasa, todos saben de los E-3 Sentry que los americanos les dieron a los Sauditas cuentan con un sistema AWACS muy bueno, que puede dejarles caer algunos F-15 y hacer que toda la misión se vaya por la borda.
Por fin entran a Irak y se dirigen a su cuarto punto de navegación, un lago llamado Bahr Al Mil localizado a 50 Km. al oeste de Bagdad. Una vez librado este punto, Ze´ev Raz rompe el silencio y les informa a los miembros de la formación que suban un poco pues hay torres de energía en el área y por primera vez los F-16 son visibles para los radares iraquíes (los que están prendidos). Los aviones aceleran a 540 nudos y rompen la formación para alinearse uno detrás del otro mientras cruzan sobre el Éufrates ya pueden ver a lo lejos el muro de tierra y los globos. Encienden su radar y se sorprenden de que no haya ningún avión enemigo en la zona, más aun, de que las baterías SAM no estén activas.
La antiaérea comienza a disparar sobre ellos sin mucho efecto, han sido tomados por sorpresa, nadie esperaba un ataque desde el oeste y por ahora es casi nula; después de cruzar el Tígris cada avión, uno atrás del otro, debe acelerar, subir, invertirse y comenzar un picado para poner el retículo de su mira sobre el domo, soltar las bombas, dar duro a la izquierda y bajar de nuevo. Pero nada es tan fácil, y las operaciones militares nunca salen como se planean, un error de navegación de parte de Raz, evita que este pueda tirar sus bombas cómodamente, así que aborta y su punto, Amos Yadlin se convierte en el primero en atacar, mientras tanto Raz ejecuta un loop y finalmente logra atacar exitosamente el reactor, los demás aviones lo siguen uno tras otro, martillando lo que ahora es un hoyo humeante. Solo un piloto, Yiftach Spector fallaría a la hora de dar en el blanco y aún así sus bombas irrumpieron en un complejo subterráneo que también fue valorado como un blanco importante.
Después de que la mayoría de los F-16 han atacado es cuando se siente que los soldados Iraquíes han empezado a reaccionar, como siempre pasa, la peor parte se la llevan los dos últimos miembros de la formación Eshkol: Relik Shafir e Ilán Ramón, quienes no dicen ni reportan nada pero ejecutan su ataque con absoluta frialdad, Ramón se vuelve mudo. Pese a que el líder del grupo Ze´ev Raz le solicita insistentemente que se reporte, se toma su tiempo, pues acaba de hacer una proeza: Salir vivo de un lugar donde no debería. Presiona un botón y finalmente transmite “OK, OK. Ya salí, estoy bien, ¡Eshkol 4 Charlie!” los demás pilotos retenidos por sus correas se mueven frenéticos de izquierda a derecha, comienzan a buscar frenéticamente a sus amigos, mientras se ensamblan en formación, mejor aún, no hay daños severos. Han volado sobre el objetivo sólo 80 segundos y soltado16 bombas de las cuales al menos 13 rompieron, entraron y explotaron dentro del reactor, destruyendo los cimientos, las demás aunque no entraron al domo, contribuirían al daño total. Los israelíes se relajan y emprenden el regreso con el sol de frente.
Ismel 1, transmite a Sela, quien está montado en un de los F-15 “Pakhman” el código de éxito total: “Charlie”, Sela no puede creerlo, sujeta su máscara de oxigeno y pregunta de nuevo; le tienen que repetir que todos en “Izmel” y “Eshkol” están bien. Poco después se recibe la orden de Pakhman, que junto a Patephone se encuentra volando sobre H-3 en el oeste iraquí, de subir todos a 40 mil pies para aprovechar el mejor nivel de consumo de combustible, con todo el camino de regreso despejado.
En tierra sólo queda el ruido residual de sus motores y la artillería que sigue disparando. Así la fuerza de ataque se dirige a su base, resguardados por los F-15, que detectan un Mig iraquí que sólo merodea la formación, pero que aparentemente no recibió orden de atacar, o no se atrevió, porque no hizo nada más. Extrañamente no hay mas reacciones. Los pilotos se relajan y la plática entre cabina se torna común, cosa que aparentemente molestó a Sela, pues salió al aire para traerlos de vuelta a la realidad, recordándoles que se concentraran en el vuelo ya que la misión debía acabar en el hangar. Noventa minutos después en Etzión y sin novedad los destructores de Osirak tocaban tierra.
La noticia del ataque fue como un balde de agua helada para el mundo, la crónica se difundió rápidamente por todo el orbe, pero solo en años recientes ha sido desclasificada levantando mitos como que se usaron bombas guiadas por laser, o la participación de Francia en cierto nivel o al menos que algunos de los técnicos fueron reclutados por el Mossad, ya que se sabe que pese a que los técnicos franceses estaban de descanso, se convocó a una junta obligatoria no en las instalaciones cercanas al reactor, sino en la villa donde se hospedaban lo cual provocó cierto grado de discusión entre aquellos que no querían acudir, aquel que se negó a asistir Damien Chassepied, moriría en el ataque supuestamente mientras colocaba un dispositivo de seguimiento para los aviones. Obviamente las bombas que se usaron en el ataque no eran de ningún modo “inteligentes” y carecían de la habilidad para maniobrar a un punto determinado a causa de algún vínculo electrónico o visual. De ser cierta esta parte de la historia es probable pensar que lo que se quería colocar era algún tipo de ayuda navegacional para los aviones.
Según las fuentes que han documentado esta historia nadie en lo privado pareció sentirse especialmente molesto de lo que se había hecho, ni siquiera los vecinos de Israel, quienes posiblemente se tranquilizaron de que Saddam fuese despojado de su programa nuclear, sin embargo oficialmente las protestas fueron duras e Israel tuvo que soportar el precio calladamente. Francia contraatacó publicando meses después un libro llamado Les Deux Bombes donde se daba cuenta de los pormenores en el trato de 1960 por medio del cual Israel construyó con Francia el reactor de Dimona, curiosamente la mayoría de las empresas involucradas en el trato Iraquí, lo habían estado con Israel.
Hoy en día es incierta la razón por la que Iraq abandonó el proyecto, aún con Tammuz 1 destruido y humeando se pensó en reconstruirlo, Arabia Saudita ofreció el financiamiento e incluso llegó a dar algo de dinero, Francois Miterrand llegó a declarar que Francia estaba de acuerdo en reconstruir el reactor con ciertas condiciones de control Galo, para Irak era posible continuar en alguna medida con el desarrollo, especialmente porque como signatario del Tratado de No Proliferación fácilmente podría comprar materiales de investigación, sin embargo la idea pareció abandonarse conforme la guerra con Irán se recrudecía y Saddam iba conociendo las posibilidades psicológicas, baratas y de bajo perfil que las armas químicas ofrecían.
Aun hoy resulta sorprendente la manera en que se ejecutó la misión, la cual contribuye al mito de la eficiencia militar Israelí, eficiencia que se basa en la necesidad de supervivencia y la audacia de mando efecto que se resume a la expresión de Ronald Reagan cuando su asesor de seguridad nacional irrumpió en la oficina oval y le informó que los Israelíes habían atacado y destruido el reactor de Hussein, este solo pudo responder ¿Qué hicieron qué?
Bibliografía y videografía.
* Revista Combat Aircraft. Reino Unido. Vol. 6 Num 2 Sept 2004.
“Opera Stingers” Hagit y Tsahi Ben-Ami.
*Raid on the Sun. Marzo 2005.
Rodger Claire. Random House.
*The military Channel. Estados Unidos. 2006
Raid on the reactor.
Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *