Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.
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- marzo 9, 2017
Hace 35 años se llevó a cabo el primer vuelo de un astronauta mexicano, el Doctor Rodolfo Neri Vela fue al espacio en la Misión STS-61B del Transbordador Espacial Atlantis de la NASA que inició su viaje fuera de nuestra atmósfera la noche del 26 de noviembre de 1985, desde el Centro espacial John F. Kennedy, ubicado en Florida. Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México de la licenciatura en ingeniería mecánica y electrónica; estudió el programa de maestría en ciencias, especializándose en sistemas de telecomunicaciones, en la Universidad de Essex, Inglaterra; y recibió un doctorado en radiación electromagnética de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, donde también realizó una investigación postdoctoral en guías de ondas., el doctor Rodolfo Neri Vela, fue el primer y único latinoamericano en ser parte de una de las misiones del trasbordador espacial para NASA. Neri Vela entrenó medio año en el Centro Espacial Lyndon B. Johnson en Houston, Texas, para participar en la Misión, ahí compartió instalaciones y entrenamiento con otro par de mexicanos: Ricardo Peralta y Fabi y Francisco Javier Mendieta Jiménez, quienes eran los sustitutos de Vela en caso de que éste no pudiera seguir con la misión. Hasta ese momento el Dr. Neri había realizado investigaciones y planificación de sistemas sobre antenas y sistemas de comunicaciones por satélite en el Instituto de Investigaciones Eléctricas, México. También dirigió el departamento de Planificación e Ingeniería de la Programa Satelital Morelos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México. Con la puesta en órbita de los primeros satélites mexicanos la NASA acordó con el gobierno de México llevar a un astronauta mexicano durante el despliegue del segundo satélite. Se lanzó una convocatoria a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes dirigido a personas con posgrados y experiencia en docencia. Los estudios de ingeniería mecánica-eléctrica y posgrados en sistemas de telecomunicación y radiación electromagnética ayudaron a Neri Vela a ganar esta oportunidad, puesto que la carga de la misión eran satélites, su especialidad. Como la NASA solo entrenaba ciudadanos estadounidenses reclutados con anticipación y estos tenían una diversidad de actividades que podían desempeñar hasta que se les asignaba una misión, la NASA diseñó un programa intensivo de entrenamiento ya que, cuando mucho, había un año para prepararse e ir al espacio. El entrenamiento tocaba las partes fundamentales para integrarse con el resto del equipo y ayudar en algunas actividades con los demás tripulantes. Desde que se inició la operación para la puesta en órbita de los satélites Morelos, en 1985, el Dr, Neri participó en las pláticas y detalles para desplegarlos. Durante su viaje el Dr, Neri grabó sus experiencias en casetes con todos los detalles del día a día, además de realizar y controlar experimentos diseñados por mexicanos, como el cultivo de amaranto y frijol, así como de bacterias. Antes de despegar el Dr Neri insistió en llevar tortillas. Desde entonces se comenzaron a incluir en las misiones gracias a su valor nutrimental y a que no hacen migas, lo cual representa seguridad para las tripulaciones. Rodolfo Neri Vela realizó una serie de experimentos en su vuelo que fueron los siguientes: Efectos del entorno espacial en la reproducción y el crecimiento de bacterias (REPGROW) Los cultivos de bacterias de la cepa B de Escherichia coli se mezclarán en órbita con diferentes bacteriófagos que atacan la Escherichia coli y posteriormente, se observan para detectar posibles cambios y se fotografían según sea necesario. Transporte de nutrientes en un ambiente ingrávido (TRANSPORTE): diez especímenes de plantas en contenedores que permitan que un trazador radiactivo sea liberado en órbita para ser absorbido por plantas. A intervalos seleccionados, cada planta se seccionará y los segmentos se conservarán para después del vuelo realizar un análisis para determinar la tasa y el grado de absorción. Electropuntura y Biocibernética en el Espacio (ELECTROPUNCTURA) – El objetivo del experimento era validar las teorías de la electro punción. Estas teorías afirman que el desequilibrio en el comportamiento de órganos humanos se puede controlar y estimular utilizando corriente continua eléctrica en zonas específicas. Este experimento se realizó midiendo la conductancia de la electricidad en una zona predeterminada. Si se detecta un desequilibrio, se aplicarán ejercicios o estímulos durante un período determinado hasta que el valor del conductancia cae dentro del rango normal. Efectos de la ingravidez y la luz sobre la germinación de semillas (SEMILLAS) – Muestras de semillas de amaranto, las lentejas y el trigo se plantarán en órbita durante el Día de vuelo 2 en dos contenedores idénticos. Posteriormente, uno recipiente estará expuesto a la iluminación y el otro a la oscuridad constante. Fotografías del resultado los brotes se tomarán cada 24 horas. Un día antes del desembarque, los brotes serán sometidos a proceso de detención metabólica para su posterior examen histológico en la Tierra para determinar la presencia y localización de gránulos de almidón. Durante toda la misión el Dr. Neri realizo estudios fotográficos de México, poniendo énfasis en fotografiar la Ciudad de México posterior al terremoto de septiembre de 1985. La misión tenía como objetivo poner tres satélites en órbita: AUSSATT II, SATCOM K-2 y el Morelos II, que era el segundo satélite de comunicaciones mexicano, una parte importante de la misión se destinó a construir las primeras grandes estructuras en el espacio. En ambos experimentos, los miembros de la tripulación ensamblaron componentes pequeños para formar estructuras más grandes preparando el camino para construir la Estación Espacial Internacional con la realización de tareas de construcción en el espacio, explorando técnicas de construcción alternativas y practicar escenarios de mantenimiento de la Estación Espacial. La tripulación de la misión era Brewster H. Shaw, Jr, comandante; Bryan D. O’Connor, doctor de misiones; Mary L. Cleave, especialista de misión; Sherwood C. Spring, especialista de misión; Jerry L. Ross, especialista de misión; y Charles D. Walker, especialista de carga. En su viaje al espacio Rodolfo Neri Vela “orbitó la Tierra 109 veces, ya que la misión duro 6 días y 21 horas, regresando a la tierra el 3 de diciembre de 1985. Después
READ MOREPor: José Antonio Quevedo El 21 de julio de 2011, las ruedas del último Transbordador Espacial de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (NASA), el Atlantis tocaron la pista del Centro Espacial Kennedy, a las 05:57 locales (04:57 hora de México), tras un descenso de 65 minutos desde su última órbita. El Transbordador Espacial era un sistema de lanzamiento reutilizable, desarrollado por la NASA después del programa Apolo que llevo al hombre a la Luna, no se parecía a ninguna nave construida anteriormente, semejándose más a un avión ya que podía llegar al espacio como un cohete pero, utilizando su forma alada y aerodinámica descendería a través de la atmósfera para aterrizar en una pista, tal y como lo haría un avión comercial. En órbita, el transbordador espacial giraba alrededor del planeta a unos 28.000 kilómetros por hora, lo que significa que su tripulación veía un amanecer o un anochecer cada 45 minutos. Tras su despegue desde el Centro Espacial John F. Kennedy en Florida, una misión promedio del transbordador duraba entre diez días y dos semanas dependiendo del programa de experimentos científicos. También se llevaban a cabo diferentes tareas, como la reparación de satélites y la construcción, de la Estación Espacial Internacional. Cada uno de los transbordadores contaba para dichas funciones con el equipo especial necesario, entre el que destacaba un brazo manipulador exterior. El 12 de abril de 1981, John Young y Robert Crippen dieron comienzo al programa del transbordador espacial al pilotar el primer transbordador, el Columbia hacia el espacio y conseguir volver dos días después. Dos años después, la astronauta Sally Ride pasó a ser la primera mujer estadounidense en el espacio, como parte de la tripulación del Challenger. La flota se integro con 4 transbordadores llamados, Columbia, Challenger, Discovery y Atlantis, a la que después se integro el Endevour como reemplazo del Challenger, en ingles el sistema se denominaba Space Transport System o STS. Un quinto transbordador el Enterprise, fue usado para pruebas de vuelo y planeo en la tierra y nunca llego al espacio. El programa del transbordador espacial, por su gran número de misiones, se puede considerar un éxito, aunque está enmarcado por dos grandes tragedias; en 1986, el Challenger se desintegró pocos segundos después del lanzamiento, provocando la muerte de los siete miembros de la tripulación. La causa del accidente fue una junta defectuosa en el cohete impulsor. El programa del transbordador espacial se suspendió tras este accidente, y no se lanzaron más transbordadores durante casi tres años. El programa resurgió en abril de 1990 con el éxito de la misión del Discovery. Los astronautas de este vuelo memorable colocaron el Telescopio Espacial Hubble en órbita. En 1995, el transbordador Atlantis consiguió acoplarse a la estación espacial rusa Mir, uniendo los dos grandes programas espaciales en una época de cooperación, que contrasta claramente con la carrera espacial de otros tiempos. Los vuelos continuaron rutinariamente hasta que en febrero de 2003, la tragedia sacudió de nuevo el programa, cuando se perdió un segundo transbordador. El Columbia se desintegró sobre Texas reentrando a la atmosfera, a tan sólo 16 minutos de la hora de aterrizaje prevista. Los siete miembros de la tripulación fallecieron. La destrucción del Columbia y la muerte de sus siete tripulantes demostraron que, a pesar del centenar de misiones completadas durante 22 años de servicio, el transbordador espacial seguía siendo un vehículo experimental, sumamente complejo y definitivamente riesgoso. La magnitud de la tragedia no impidió que poco tiempo después comenzaran a arreciar las primeras críticas contra el programa espacial: a la vista de muchos estadounidenses, la NASA no tenía una misión lo suficientemente definida. Abocada desde 1998 a la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI) la NASA se vio obligada a suspender de inmediato los lanzamientos tripulados por un período de dos años y medio, mientras sus especialistas investigaban y solucionaban las causas que llevaron a la catástrofe. Esto ocasionó algunos roces inevitables con los socios internacionales del proyecto, particularmente con Rusia, que debió compensar la ausencia de los transbordadores con lanzamientos adicionales de sus naves Soyuz y Progress a fin de mantener mínimamente operativo el complejo orbital y asegurar el transporte de sus ocupantes desde y hacia la Tierra. El verdadero problema con el transbordador espacial era su diseño; fundamentalmente inseguro, ya que existían partes de la nave, peligrosamente expuestos al fuego y a escombros. Además el transbordador no tenía capacidad de expulsión durante los dos primeros minutos del despegue, lo cual era peligroso para la tripulación. La comisión para indagar sobre el accidente del Challenger revelo en su investigación que había varios problemas de seguridad y que además el control de misión había realizado varias decisiones erróneas que llevaron a la fatal catástrofe. Pero la comisión decidió ignorar los problemas de diseño de la nave ya que el programa solo había existido por 5 años y representaba una inversión muy grande. En vez de tener que lidiar con convencer a una nación de seguir con un programa que era inherentemente inseguro el gobierno prefirió seguir adelante con el sistema de transbordadores a pesar de sus problemas. Una vez más se formo una comisión para investigar el accidente del transbordador Columbia, y esta vez los investigadores no le tuvieron piedad al diseño; concluyendo que el problema con el programa era que intentaba hacer demasiadas cosas al mismo tiempo con tal de satisfacer las necesidades y demandas de muchos grupos políticos a la vez. El transbordador estaba diseñado para ser reusable y así hacer varias misiones al año, todo esto con bajos costos de mantenimiento. Al final la complejidad de todas estas metas de diseño creó un producto técnicamente no realista y por lo tanto inseguro. Esta fue la razón por la cual 30 años después el proyecto se cancelo. Con el retiro del transbordador, los vuelos tripulados a la órbita baja de la tierra y a la EEI, dependieron, en su totalidad de Rusia y su nave Soyuz. Como resultado de la
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