Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.
- Ciencia, Tecnología e Innovacion, Helicópteros, Historia Aeronautica
- marzo 9, 2017
Por José Antonio Quevedo A finales del año 1976, fueron descubiertos nuevos yacimientos petrolíferos en los mares mexicanos lo que aumento las reservas petroleras, convirtiendo a México en uno de los mayores productores de crudo en el mundo, por lo que la perspectiva de la Defensa nacional tuvo que ser analizada y adecuada a los nuevos intereses y a los recursos descubiertos. Sobre esta situación México comenzó la modernización de sus Fuerzas Armadas de Aire, Tierra y Mar, reconsiderando las ofertas recibidas y buscando a nivel mundial los recursos más adecuados al nivel de protección que se buscaba. Hacia mediados de 1977 la FAM se inclinaba por dos aeronaves; el FUGA Magister de diseño francés, que se consideraba óptimo para reemplazar a los aviones T-28 con el que estaban dotados los tres Grupos Aéreos ubicados en el interior de México y el Escuadrón del 1er Grupo Aéreo que se encontraba en Zapopan y el caza supersónico Kfir C-2 de fabricación israelí, ideal para reactivar el Escuadrón Aéreo 200 del Séptimo Grupo Aéreo Jet de Pelea con el cual se podrían resolver muchos problemas de índole militar, así como dar un gran salto tecnológico en todos sus niveles, en ese momento el precio de uno de estos aparatos se estimaba en seis millones de dólares aproximadamente. Dentro de este esquema de equipamiento, finalmente se adquirieron en Suiza los aviones Pilatus PC-7 con la triple función de entrenadores/apoyo a tierra/seguridad interior a partir de 1978. Primero con el escuadrón de entrenamiento de la Escuela Militar de Aviación en Zapopan, Jalisco que utilizaba AT-6 y después en los demás Escuadrones Aéreos que utilizaban T-28 dejando al FUGA Magíster en el camino. Una de las opciones consideradas para el arma de caza durante los últimos años de la década de los setenta era el de aprovechar el Programa de Ventas Militares del Gobierno de los Estados Unidos, para la compra de un Escuadrón Aéreo de aviones de combate y de todo el aparato logístico y de capacitación alrededor de ellos, vislumbrando la posibilidad de equiparse de 26 aparatos Northrop F-5E/F que formarían un Grupo Aéreo, pero en 1977 el presidente James Carter decretó la Directiva Presidencial 13 (PD-13) con la intención de que la transferencia de armas estuviera ligada directamente a mejorar los intereses de seguridad de Estados Unidos y las vinculó estrechamente a los historiales de derechos humanos de los gobiernos receptores, esta primera solicitud se rechazó en 1979. Esta directiva impuso límites en el monto del dinero de las ventas y prohibió que Estados Unidos introdujera en una zona armamentos que sean más sofisticados que los que ya existían en ella, limitó la producción de armamentos que se desarrollaran exclusivamente para exportación y puso muchas otras limitaciones. Muchos analistas señalaron que la presidencia de Carter fue incongruente en la aplicación de la PD-13, ya recibió gran oposición incluso dentro de su propia administración. Mientras que el presidente Carter prohibió las ventas de aviones a América Latina, propuso una de las ventas más grandes de aviones a Israel, Arabia Saudita y Egipto en la primavera de 1978, proporcionando un claro ejemplo de las incongruencias de sus políticas. Así las cosas la FAM, volvió a su primera opción, el avión de combate multipropósito supersónico de fabricación israelí Kfir C-2 de acuerdo a la propuesta presentada por el gobierno de Israel, llegando incluso a la visita de sus representantes durante el mes de enero de 1980 para estudiar la compraventa de veinticuatro de estas aeronaves, con posibilidades de llevar a cabo el ensamblado de estos en territorio mexicano y convertirse en plataforma de producción para posibles ventas en Latinoamérica. Un Boeing 727 de la Fuerza Aérea Mexicana se desplazó a Israel y dos pilotos, el General de Grupo Javier Velarde Quintero y el Capitán Alberto Esquinca Gurrusquieta, realizaron vuelos de prueba en el avión. El avión Kfir, que era una muy mejorada evolución del Mirage 5, de origen francés y que presentaba un notorio incremento sobre las prestaciones de los Mirage originales en gran parte por la adopción de planos canard y un motor mucho más potente, en este caso un turborreactor de flujo axial General Electric J79. El motor norteamericano presentaba en si un obstáculo en el diseño del Kfir que a la larga no permitirá su llegada a México, siendo este motor la causa de la restricción para su venta a terceros países, ya que al estar equipado con un motor norteamericano, para la venta de los aviones se tenía que pedir autorización del Departamento de Estado Norteamericano, que decidió no otorgar la licencia de reexportación de los motores J-79, al no concretar un acuerdo de compensación para General Electric. Esta falta de compensaciones por parte de Israel fue el obstáculo principal para que el Kfir no llegara a México, así de simple, ni el inexistente tratado de Bucareli, ni conspiraciones son las causas. Por su parte la Secretaría de la Defensa Nacional teniendo conocimiento de que otros países como la Argentina no pudieron tampoco obtener la aeronave, causaron el derrumbe de la adquisición mexicana, que de cualquier manera no había cesado en su interés por el caza ligero de Northrop, que era de nueva construcción. A la luz de los años es muy probable que la empresa israelí, al no obtener la autorización para la venta del motor J-79, haya ofrecido a la FAM como lo hizo a la Argentina un avión como el Nesher que era una versión de transición desarrollada a partir del Mirage V con distintas modificaciones, escasa aviónica y reducida capacidad de ataque diurno y sin radar, lo que contrastaba con las prestaciones de un avión nuevo como el F-5E y que inclinaron totalmente la opción de compra hacia el avión de Northrop. Es de hacer notar que lo que México y la Argentina no lograron, el Ecuador si lo lograría, ya que comenzó a operar el Kfir en su Fuerza Aérea a partir de marzo de 1982, muy probablemente autorizando la importación del motor norteamericano como
READ MOREAeroméxico incorporó un nuevo avión Boeing 737 MAX-9, llegando a 54 el número total de aviones MAX en su flota. La nueva aeronave, registrada como XA-GPS, fue entregada desde las instalaciones de Boeing en Seattle y realizó un vuelo directo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) el domingo 18 de agosto. “Esta semana le dimos la bienvenida a nuestro nuevo Boeing 737 MAX-9, con el que alcanzamos 20 aviones de este innovador modelo, y 54 en total de la familia MAX”, destacó la aerolínea en un comunicado Andrés Conesa, director general de Aeroméxico. La aerolínea mexicana continúa con su plan de reemplazo de sus aviones Boeing 737-800, de los cuales quedan 33 unidades, además de retirar del servicio 37 aviones Embraer 190. La aerolínea pretende unificar su flota con los modelos Boeing 737 MAX y Boeing 787 Dreamliner. Actualmente, Aeroméxico está a la espera de la entrega de seis aviones MAX 9 y siete MAX 8 adicionales. El Boeing 737 MAX 9 de la flota de Aeroméxico está configurado para transportar 181 pasajeros, divididos en 16 asientos de Clase Premier, 18 asientos AMPlus y 147 asientos en clase económica. Aeroméxico utiliza sus aviones MAX en rutas nacionales de alta demanda a Cancún, Monterrey, Tijuana y Mérida. A nivel internacional, sirven destinos en Estados Unidos como Orlando, Denver y Miami. A partir de septiembre, el MAX 9 también se desplegará en rutas a Las Vegas, Los Ángeles, San Francisco y Chicago O’Hare. Desde que Aeroméxico comenzó a operar estas aeronaves en 2018, ha completado más de 170 mil vuelos, acumulando más de 255 millones de kilómetros recorridos, lo que equivale a más de 6 mil 380 vueltas al mundo.El 737 MAX usa menos combustible que otros aviones. Esto se traduce en una menor emisión de dióxido de carbono en cada vuelo.
READ MOREEl 5 de enero de 2023, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) tuvo que echar mano de dos de sus aviones T-6C Texan II artillados con pods de ametralladoras para apoyar a las tropas del ejército mexicano que luchaban por controlar la ciudad de Culiacán Sinaloa, que estaba siendo tomada por grupos de criminales fuertemente armados que querían evitar la detención y traslado de su líder, el apoyo de los tejanos y de los helicópteros Blackhawk fue definitoria para replegar a los criminales. Apenas meses atrás la Fuerza Aérea Mexicana terminó de poner a punto el artillado de estas aeronaves ya que como sabemos la función principal de esta versión es el entrenamiento avanzado, aunque eso no limita su capacidad de ataque a tierra, sobre todo ahora que los escuadrones de ataque conformados por los aviones PC-7 fueron desactivados, por lo anterior es necesario plantearse la necesidad real de que la Fuerza Aérea Mexicana opere un avión dedicado al ataque y que mejor que hacerlo con la versión AT-6 Wolwerine, como es de todos conocido la Aviación militar mexicana opera más de 70 aeronaves T-6C, la fuerza aérea 60 y la aviación de la Armada de México 13. El T-6C es la última versión de la aeronave T-6 que apenas alcanzó su completa operación y aceptación de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en octubre de 2001 y en agosto de 2003, por la Marina de los Estados Unidos. El T-6 Texan II ha sido un elemento confiable para operaciones de entrenamiento donde se han reducido los ciclos de mantenimiento en comparación con los T-37, los jets de entrenamiento que reemplazó y por ende los costos operativos. La aeronave ofrece soluciones integradas de entrenamiento sintético aire-tierra y aire-aire. Su aviónica digital Esterline CMC Cockpit 4000 incorpora un sistema de gestión de vuelo certificado por la FAA, sistema de navegación GPS, pantallas de vuelo primario, un HUD que tiene capacidad de simular aviones como el F-16 o el F-18, una unidad inercial de referencia, altímetro de radar, sistema de control de temperatura y grabador de video digital entre otros sistemas de vanguardia, la flexibilidad inherente del T-6C su excelente aerodinámica y el rendimiento del motor similar a un jet permiten una amplia gama de potenciales usos multimisión. Las variantes del T-6C básico que ya se han utilizado para el entrenamiento de armas a nivel mundial y también se evaluado con éxito en las opciones para agregar capacidad de vigilancia y reconocimiento, con todo lo anterior la última versión del T-6C y que es la versión que operan las fuerzas armadas mexicanas es una aeronave bastante avanzada, capaz de llevar armamento, aunque los fines ofensivos del T-6C son limitados por lo que se desarrolló la versión AT-6 Wolverine que está equipado con otra planta motriz más potente, aviónica y blindaje erigiéndose como un verdadero avión de ataque y apoyo aéreo cercano ya que proporciona una capacidad integral de ataque en ambientes de combate. El Wolverine es un avión con sistemas para múltiples misiones, diseñado para satisfacer una amplia variedad de necesidades de ataque ya que cuenta con un ordenador de misión integrado usado por el A-10C en la cabina además de sistemas de gestión de vuelo puede operar una amplia variedad de armas incluyendo las de uso general guiadas por láser y municiones asistidas por inercia, el Wolverine cubre un amplio espectro de misiones que incluye el entrenamiento vigilancia y reconocimiento de inteligencia además del ataque de precisión sus capacidades son ideales para la defensa interna y para las misiones de apoyo Como vemos el AT-6 es un avión muy capaz para misiones de apoyo aéreo cercano equipado con lo último en tecnología y a un precio accesible por lo que ahora sería el momento que México pudiera contar con una aeronave de última generación que realice la función de apoyo aéreo cercano especializado aprovechando las capacidades y experiencia ganada en la operación del T-6C ; por otra parte en el plan de la FAM para el sexenio 2018-2024 se preveía la incorporación de 30 nuevos Aviones Texan II por lo que creemos que sería el momento de pensar en incorporar una aeronave como el Wolverine recordando que en FAMEX 2015, esta aeronave fue presentada a los mandos de la fuerza a Mexicana con miras a su evaluación por parte de los pilotos mexicanos.
READ MORELos interceptores F-5E/F Tiger II y que equipan al Escuadrón Aéreo 401 de la Fuerza Aérea Mexicana, son aviones de combate ligeros diseñados principalmente para misiones de defensa aérea y ataque ligero. Estas son sus capacidades de combate: Armamento – Dos cañones Pontiac M39 de 20 mm – Dos misiles aire-aire AIM-93P Sidewinder. – Pueden portar una variedad de bombas y cohetes no guiados para misiones de ataque a tierra. Rendimiento – Velocidad: Aproximadamente Mach 1.6 (alrededor de 1,700 km/h). – Alcance: 1,400 km sin reabastecimiento en vuelo, con tanque de combustible – Techo de Servicio: Hasta 51,800 pies (unos 15,800 metros). Aviónica – Equipados con un radar AN/APQ-159, que permiten la detección y seguimiento de objetivos aéreos. – Sistemas de navegación y comunicación básicos, adecuados para su época de diseño. Aunque los F-5E han sido efectivos en su rol, su tecnología es ahora considerada obsoleta en comparación con los aviones de combate modernos. La decisión de reemplazar o modernizar los F-5E de la Fuerza Aérea Mexicana es un dilema complejo que implica una serie de factores interrelacionados. Argumentos a favor de la modernización: Extensión de la vida útil: Mediante actualizaciones tecnológicas, los F-5E podrían prolongar su servicio activo por varios años más, ofreciendo una solución a corto plazo y más económica que la adquisición de nuevos aviones. Continuidad operativa: Los pilotos mexicanos ya están familiarizados con el F-5E, lo que reduce los costos y el tiempo de entrenamiento necesarios para operar una nueva plataforma. Integración a sistemas existentes: La modernización permitiría integrar los F-5E a los sistemas de defensa aérea existentes, optimizando la interoperabilidad y la eficiencia. Argumentos a favor del reemplazo: Obsolescencia tecnológica: Los F-5E son aviones de una generación anterior, y su tecnología se ha vuelto obsoleta en comparación con los cazas de última generación. Limitaciones operativas: Los F-5E tienen limitaciones en cuanto a alcance, carga útil y capacidades de combate aire-aire, lo que los hace menos efectivos en escenarios de conflicto modernos. Costos a largo plazo: Si bien la modernización puede ser una opción atractiva a corto plazo, los costos de mantenimiento y actualización a largo plazo podrían superar los beneficios. Factores a considerar: Presupuesto: El presupuesto de la Fuerza Aérea Mexicana es un factor limitante que influirá en la decisión final. Necesidades operativas: Las amenazas a la seguridad nacional y las misiones que debe cumplir la Fuerza Aérea definirán las capacidades requeridas en un nuevo caza. Disponibilidad de opciones: La oferta de cazas en el mercado internacional y las condiciones de las negociaciones con los fabricantes también serán determinantes. Integración a la región: La necesidad de operar en conjunto con otras fuerzas aéreas de la región, como Estados Unidos y Canadá, podría influir en la elección de un nuevo avión. En conclusión, la decisión de reemplazar o modernizar los F-5E es una cuestión estratégica que debe ser analizada cuidadosamente. Si bien la modernización puede ser una solución a corto plazo, la adquisición de nuevos cazas a largo plazo parece inevitable para garantizar la seguridad aérea de México y su capacidad para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Algunos posibles candidatos para reemplazar al F-5E incluyen: F-16 Block 70/72: Una versión modernizada del F-16, con capacidades mejoradas y mayor alcance. Gripen E: Un caza sueco de última generación, conocido por su alta maniobrabilidad y bajo costo de operación. FA-50: El FA-50 es un avión de combate ligero basado en el avión de entrenamiento supersónico avanzado T-50 Golden Eagle. El avión tiene un solo turboventilador General Electric F404, el mismo que el F/A-18 Hornet, y puede superar los 1800 km/h. Es importante destacar que la elección de un nuevo caza debe basarse en un análisis exhaustivo de las necesidades específicas de la Fuerza Aérea Mexicana y en una evaluación rigurosa de las diferentes opciones disponibles en el mercado.
READ MOREHan pasado más de 5 años en los que México no ha integrado ni un solo activo para su defensa como pueden ser aviones helicópteros, buques o vehículos blindados, aunque en los últimos meses las Fuerzas Armadas han adelantado algunos de sus planes al publicar proyectos de inversión para la defensa. A la fecha los proyectos están publicados en la página de la secretaria de Hacienda y Crédito Publico a la espera de que se les asignen recursos para su implementación, es así como a partir de la publicación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 veremos si hay la voluntad de continuar con la modernización y equipamiento de las fuerzas armadas mexicanas. Puedes ver mas información en el siguiente vídeo:
READ MOREPor: José Antonio Quevedo C. Hace 42 años diez aviones F-5E y dos F-5F fueron incorporados en la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) en agosto de 1982, con ellos se activó el Escuadrón Aéreo 401, que tiene la responsabilidad de la defensa aérea de la zona central de México y su ciudad capital. En febrero de 1981 se conocía por la oficina de prensa de la Presidencia de México, que se habían adquirido para la FAM una docena de reactores F-5E/F, el 25 de febrero de ese año, el entonces secretario de la Defensa, el Gral. Félix Galván López confirmó que se estaba negociando la compra de una docena de aviones F-5E/F nuevos de fabrica con la compañía Northrop Aircraft Co. Ese día el secretario de la Defensa Nacional, señaló a la prensa que dicha operación costó al país mil 450 millones de pesos y que cada avión costo 145 millones de pesos y explicó que “…ante el crecimiento económico, industrial y petrolero que está presentando México, es indispensable que las fuerzas armadas lo hagan para que se cuente con la seguridad y se disfrute de esos recursos.” Agrego además que la adquisición significa un reforzamiento de las fuerzas armadas y la posibilidad de defender nuestro espacio aéreo que casi lo teníamos descubierto. Respecto a la adquisición del Kfir señaló, que debido a las dificultades que representaban la distancia y el alto costo de esos aviones, la operación se tuvo que anular. El contrato suscrito entre la Secretaría de la Defensa Nacional y Northrop Aircraft Co. (Proyecto FMS IF-70), ascendió a más de 100 millones de dólares, incluyendo el suministro de diez nuevos aviones F-5E y dos F-5F, refacciones, capacitación, armamento y equipamiento para mantenimiento. Con base en ese contrato, la FAM podría ejercer la opción de compra de doce aviones adicionales, opción que nunca fue ejercida por los problemas económicos surgidos en 1982 y 1985. El costo de las aeronaves fue de cincuenta y ocho millones doscientos veinte mil dólares ($58’220,000.00) y el resto se destinó al entrenamiento, refacciones y equipamiento. La FAM es operador de la versión del F-5E denominada de “calidad mejorada” ó F-5E IHQ Versión de Calidad Mejorada o VCM). Esta versión se caracteriza por contar con un cono de nariz mucho más plano y redondeado, así como una mayor extensión alar ó LEX (Leading Edge Extension) que se incorporaron en el diseño del F-5G ó F-20. Los usuarios de esta versión son los últimos en la línea de producción como México, Bahrain, Corea del Sur, Malasia y las últimas versiones incorporadas por Singapur y Suiza. Algunos F-5E de la marina norteamericana fueron equipados en los años noventa con ese cono de nariz. Los F-5E IHQ tienen mucho mejores prestaciones en vuelo y maniobrabilidad que sus predecesores y en su momento fueron de los cazas mas capaces del mundo. Para iniciar la integración de un nuevo escuadrón de combate, equipado con veloces interceptores, la Comandancia de la Fuerza Aérea Mexicana seleccionó al personal que se haría cargo del mantenimiento y la logística de estas aeronaves, enviando en una primera instancia a más de 90 elementos de mantenimiento y apoyo a la Base Aérea Williams en Fénix, Arizona, lugar donde se ubicaba el Escuadrón de Entrenamiento Táctico de Pelea 425 (425th TFTS). Un programa formal debidamente estructurado, fue utilizado para capacitar al personal de mantenimiento que apoyaría las operaciones de los aviones F-5E/F en México. Para el personal de vuelo, se eligió a pilotos que contaran preferentemente, con experiencia en el avión T-33, recordemos que la FAM operaba este reactor de entrenamiento que permitía a sus pilotos contar con un nivel de adiestramiento para operar aeronaves de mayor desempeño, algunos pilotos de otros escuadrones, fueron destacados al 7° Grupo Aéreo Jet de Pelea para efectuar curso del idioma inglés, así como entrenamiento regular de refresco de las tripulaciones en los T-33, en preparación a la capacitación para el F-5E/F, algunos de los escuadrones que aportaron pilotos fueron el EMET, el E.A. 203 y el E.A. 208, enviando en una primera instancia a ocho pilotos a la Base Aérea de Williams en Phoenix, Arizona, ahí se encontraba el Escuadrón de Entrenamiento Táctico de Pelea 425 (425th TFTS), recibiendo adiestramiento como pilotos de combate y otros como instructores durante ocho meses, entre ellos podemos mencionar al Coronel Ernesto Arcos Oropeza, al Teniente Coronel Julio Ponte Romero, al Mayor Chapa Casas, a los Capitanes Valenzuela Mata, Vega Rivera, Bustillo Chiñas y José León Ortiz. En su artículo Pioneros del Escuadrón Aéreo 401, publicado en el número 146 de la Revista América Vuela, octubre–noviembre 2012, Mariano García, especialista en aviación militar relata lo siguiente: “En agosto de 1982, después de haber terminado el curso en Phoenix, Arizona, nos trasladamos, el entonces teniente coronel Arcos Oropeza y yo (Julio Ponte Romero) a Palmdale, California, donde recibimos el curso para hacer los vuelos de prueba de mantenimiento. Antes de empezar a volar los aviones llegamos a los salones de clase en Heathrow, un aeropuerto en la misma ciudad, donde recibimos adiestramiento en tierra y el curso de vuelo, después nos trasladaron nuevamente a Palmdale, donde tomamos los cursos de Vuelo de Revisión de Mantenimiento, en los que un piloto capacitado hace pruebas a un avión recién salido de la línea de producción. El manual tiene aproximadamente 44 páginas, donde se exponen todos los sistemas del avión y se anotan los parámetros de arranque, revoluciones, temperaturas, tiempo en que bajan las aletas hipersustentadoras o el tren de aterrizaje. En EU pasamos 16 meses, tiempo en el que hicimos el curso de inglés, el de piloto de F-5, el de combate, el de instructor, el de instructor de combate y finalmente el de revisión de mantenimiento. Este último curso es de mucha responsabilidad pues las pruebas de recepción no permiten errores u olvidos de algún paso. Los aviones nuevos tienen que estar certificados al 100% pues un error podría ser de fatales consecuencias para los pilotos. Cuando hicimos el primer traslado, (el 10 de agosto
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