• El desarrollo del F-5G/F-20A

    El desarrollo del F-5G/F-20A0

    En enero de 1980, Northrop Aircraft aprobó un proyecto para desarrollar un nuevo caza ligero de ataque, que tendría un rendimiento igual  o superior al de cualquier avión de combate de primera línea en cualquier parte del mundo, de acuerdo una especificación emitida por el gobierno de los Estados Unidos para un nuevo caza de exportación conocido en un principio como FX. Fiel a su tradición, para su desarrollo se tomo como base, un avión ya existente, en este caso el F-5E, que en la década de los setenta había sido el avión ganador de la competencia para construir el Caza Internacional Avanzado, siendo  comercializado dentro del Programa de Asistencia Militar (Military Assistance Program MAP) y vendido con ventajas comerciales bajo el Programa de Ventas Militares al Extranjero (Foreign Military Sales FMS). F-5G fue la designación dada por Northrop a esta nueva versión del ya legendario F-5 que se enfocaría al mercado de exportación, principalmente por su bajo costo. Northrop recibió la aprobación para el desarrollo del F-5G del Departamento de Estado, con la reserva por parte del gobierno de no comprarlo si no resultaba adecuado a sus necesidades, aclarando que no habría ninguna ayuda financiera del gobierno para un avión como el F-5G. La empresa sin embargo decidió continuar con el programa, asumiendo como en el pasado, que el éxito del F-5E aseguraría un mercado lucrativo para esta nueva versión, absorbiendo esta el costo de la pre-producción del avión. En el diseño del F-5G, el par de turbinas J-85 del F-5E fueron reemplazadas por un turboreactor General Eléctric F-404, ofreciendo un empuje de postcombustión de 16,000 libras. El F-404 ha sido diseñado como el sucesor del motor J-79. Este tenía el mismo empuje que el J-79, pero ponderado aproximadamente a  la mitad tanto y tenía 7,700 partes móviles menos. El motor F-404-GE-100 era sumamente fiable y era fácil de mantener ya que cuenta con 6 módulos completamente intercambiables. Contaba además con un sistema de prendido automático en el aire. Aunque el motor F-404 es más pesado que el par de turbinas J-85 que reemplazó, el peso vacío del F-5G era sólo un 17 por ciento mayor que el del F-5E, llegando a alcanzar una velocidad máxima superior a Mach 2. La velocidad de trepada se incremento en un 567 por ciento en comparación con el F-5E, con una aceleración de subida inicial de 54,000 pies por el minuto y un techo de servicio de más de 53,000 pies. La velocidad supersónica se incremento un 47 por ciento más que la del F-5E. La capacidad de los tanques interiores de  combustible se mantuvo inalterada, pero el más bajo consumo de combustible específico del motor F-404 dio al nuevo avión, un aumento del diez por ciento en su radio de combate. El ala del F-5G era parecida a la usada por el F-5E. Sin embargo, se agregaron nuevas extensiones de borde alar modificados como consecuencia del nuevo diseño de los conductos del motor de admisión. Las nuevas extensiones de borde alar LEX (Leading Edge Extension)  aumentaron el coeficiente de ascenso máximo de el ala hasta un 12 % por solo un aumento del área del ala de sólo el 1.6 %, que otorgaba el 30 por ciento de la sustentación.  Además cuenta con grandes estabilizadores horizontales para mejor maniobrabilidad. Al mismo tiempo se incluyeron flaps de maniobra delanteros para un mejor desempeño en combate ya que la mejor aerodinámica permite un mejor viraje, una mejor aceleración y reduce la resistencia, con cambios automáticos que dan una posición optima para cualquier velocidad y/o ángulo de ataque. La nariz se aplanó ligeramente en su punta para realzar la estabilidad en los ángulos altos de ataque. Esto hizo que la nariz del avión se pareciera a la de un tiburón, de ahí el nombre de Tigershark. El nuevo contorno de la nariz mejoró la estabilidad direccional en los ángulos de ataque de hasta 40 grados y redujo la tendencia del avión para volar invertido en baja velocidad. La burbuja de la cabina del piloto era un 44 por ciento más grande en su área y ofrecía una vista completa mejorada comparada a la del F-5E. La instrumentación de la cabina del piloto era de las más avanzadas en su día, siendo diseñada por un equipo unido de ingenieros, ingenieros de factores humanos, y pilotos de combate. Tenía un HUD con gran angular con un vector inicial y un par de despliegues multi-función monocromáticos. El trabajo del piloto se minimizó por el uso de botones de la entrada en la columna de la palanca de  mando, el mando de sensores y el panel de armas. Las selecciones del interruptor fueron minimizadas.  Por ejemplo, el seleccionador de armas de tres posiciones  se preparo adelante para las armas de BVR, poniendo atrás del piloto los de proyectiles y más atrás las demás armas de tiro. Aunque la aviónica inicial del F-5G era esencialmente igual a la de la última versión del F-5E, incluido el radar Emerson, fue planeado ofrecer numerosas opciones en aviónica para que los usuarios pudieran  contar con un Tigershark adecuado a sus propios requerimientos individuales y presupuesto. El Tigershark estaba provisto con un Radar denominado Multi-modo Coherente (MCR) qué puede cumplir tres funciones diferentes y puede apuntar con precisión objetivos que se están moviendo o en estacionario. Otra electrónica incluye un Despliegue Digital y Juego del Mando, una Computadora de Misión, el Sistema de Navegación Inercial por láser y un sistema de despliegue de alerta. El acelerador estaba montado en el bastón de mando que significó que el piloto podría operar el avión en combate sin tener que tener sus manos fuera del bastón  de mando. Por todas estas características la USAF comenzó a mostrar interés en el proyecto, por lo que ordenó cuatro ejemplares del F-5G para su  evaluación. Los números de serie fueron 82-0062/0065. El primer F-5G (82-0062 matricula civil N4416T) realizó su primer vuelo en la base Edwards, el 30 de agosto de 1982, a los mandos de Russ Scott.

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  • Murió uno de los pioneros de la aviación supersónica mexicana

    Murió uno de los pioneros de la aviación supersónica mexicana0

    El pasado 15 de diciembre falleció el General Julio Ponte Romero. Ponte Romero fue el primer Comandante del Escuadrón Aéreo 401 (EA-401) y uno de los pilotos que trajo a México los primeros tigres en agosto de 1982. Fue compañero del actual comandante de la FAM, el General José Gerardo Vega Rivera, con quien voló los primeros siete tigres F-5E/F Tiger II el 16 de septiembre de 1982, sobre la CDMX. En su artículo Pioneros del Escuadrón Aéreo 401, publicado en el número 146 de la Revista América Vuela, octubre–noviembre 2012, Mariano García, especialista en aviación militar relata lo siguiente sobre Ponte Romero:“En agosto de 1982, después de haber terminado el curso en Phoenix, Arizona, nos trasladamos, el entonces teniente coronel Arcos Oropeza y yo (Julio Ponte Romero) a Palmdale, California, donde recibimos el curso para hacer los vuelos de prueba de mantenimiento. Antes de empezar a volar los aviones llegamos a los salones de clase en Heathrow, un aeropuerto en la misma ciudad, donde recibimos adiestramiento en tierra y el curso de vuelo, después nos trasladaron nuevamente a Palmdale, donde tomamos los cursos de Vuelo de Revisión de Mantenimiento, en los que un piloto capacitado hace pruebas a un avión recién salido de la línea de producción.El manual tiene aproximadamente 44 páginas, donde se exponen todos los sistemas del avión y se anotan los parámetros de arranque, revoluciones, temperaturas, tiempo en que bajan las aletas hipersustentadoras o el tren de aterrizaje. En EU pasamos 16 meses, tiempo en el que hicimos el curso de inglés, el de piloto de F-5, el de combate, el de instructor, el de instructor de combate y finalmente el de revisión de mantenimiento. Este último curso es de mucha responsabilidad pues las pruebas de recepción no permiten errores u olvidos de algún paso. Los aviones nuevos tienen que estar certificados al 100% pues un error podría ser de fatales consecuencias para los pilotos. Cuando hicimos el primer traslado, Arcos y yo despegamos al mismo tiempo de Palmdale hacia La Paz, B.C. en silencio de radio y a mach .92, controlados por San Diego, que nos dejó hasta que contactamos con Mazatlán, esta ruta la conocíamos desde los tiempos en que trasladamos a México los Lockheed T-33, por lo que eran cielos muy familiares para nosotros, aparte de que las condiciones meteorológicas son siempre ideales para volar y sacar ventaja del combustible. Recargamos carburante en La Paz y despegamos, pero el tanque ventral de mí F-5F, no alimentó al avión, así que tuve que aterrizar en Guadalajara mientras Arcos continuó hasta Santa Lucía, razón por la que llegué media hora después que él en su F-5E. En Santa Lucía nos dieron una recepción muy cálida, en la que participaron el comandante de la FAM y el secretario de la Defensa Nacional Félix Galván López, quien nos felicitó por el curso y se mostró muy satisfecho y orgulloso de estos aviones caza. Para las siguientes entregas, la fábrica Northrop siempre cumplió los tiempos de entrega y volábamos de regreso a Estados Unidos en aerolíneas regulares, para seguir trasladando los aviones”. Finalmente dejamos un enlace a un vídeo de cuando llegaron los interceptores F-5E/F:

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  • Volar más alto

    Volar más alto0

    Por: Ihuitl Maldonado Gastelum Estimados lectores, el día de hoy no hablaré de aeronaves, vuelos intrépidos ni fechas conmemorativas, el día de hoy quiero rendir homenaje a una de las personas que influyeron en mi pasión por la investigación y estudio de la historia de la aviación mexicana, de un gran piloto, excelente persona y mejor amigo; el día de hoy les compartiré una pequeña historia de vida, hablaré del Gral. Carlos Ignacio Velasco Wall, quien desafortunadamente este pasado 6 de octubre se nos ha adelantado en el camino y vuela ahora aún más alto. La noticia me tomó totalmente por sorpresa, ni siquiera podía imaginar que algo así pudiese suceder, el Gral. de División P.A. DEMA Carlos Ignacio Velasco Wall había fallecido a la edad de 69 años en el hospital militar de su natal Guadalajara víctima de una enfermedad pulmonar, recientemente había hablado con él y se encontraba en muy buen estado de salud; de inmediato mi mente se trasladó a los diversos momentos y situaciones en que habíamos coincidido y como en una especie de salto al pasado la historia de esta amistad tomó un nuevo matiz, ahora de recuerdo y nostalgia en lugar de los momentos anecdóticos que vivíamos cada vez que nos reencontrábamos. Pero antes que nada, permítanme ponerlos en contexto a fin de que puedan entender la razón de estas líneas; los hombres y mujeres que forman parte del mundo de la aviación militar son gente de gran valía, con un profundo amor por México y con un sentido del patriotismo que en ocasiones va más allá del deber que impone el cargo, este es el caso del General Wall o simplemente Wall como era conocido, quien desde sus primeros años en la Fuerza Aérea Mexicana mostró un interés poco usual en conocer de dónde había venido la institución de la que formaba parte y quienes la habían formado, pero sobre todo un especial interés en dar a conocer esta historia a la población en general, con la intención de que no se perdiera tan importante acervo y que de alguna manera también exaltara profundamente la labor que desarrollaba la FAM, mostrándola como una institución formada por personas sensibles y con un gran sentido de pertenencia. Wall ingresó al Colegio del Aire el 11 de octubre de 1967, graduándose con el grado de Subteniente Piloto Aviador el 1 de septiembre de 1971, como muchas generaciones realizó su primer vuelo sólo en el famoso “Stearman” del que se refería como el avión en el que se sentía la pasión del vuelo; su carrera dentro de la FAM y como la de todos los que la conforman fue variada, participando en numerosas comisiones, primeramente desde la operación misma, pilotando distintos tipos de aeronaves, para posteriormente ocupar cargos de mando y dirección. Al graduarse fue destacado al Escuadrón Aéreo 204, con sede en Ensenada Baja California Norte, pilotando los North American “T-28”, allí tuvo la iniciativa de decorar las unidades del escuadrón con fauces de tiburón en una época en que aún era permitido en la Fuerza Aérea personalizar las aeronaves, mostrando esa inquietud por llevar a cabo acciones que destacaran a la FAM, ya con el grado de Teniente Piloto Aviador se trasladó al Escuadrón Mixto de Entrenamiento Táctico en Zapopan Jalisco para realizar el CAT –Curso de Entrenamiento Aerotáctico- como parte de la formación en la carrera del aviador, posteriormente fue trasladado a la Base Aérea No.1 en Santa Lucía donde pilotó los IAI Arava de fabricación Israelí, dentro del Escuadrón Aéreo de Búsqueda y Rescate -EABRE- diseñando la insignia de la unidad que consistía en una Abeja en actitud de ataque, desafortunadamente no cuento con información detallada sobre el tiempo que permaneció en esta unidad; tuvo la suerte de ser uno de los dos primeros pilotos, junto con el entonces Capitán Julio Ponte Romero, en tomar el curso de adiestramiento para los recién adquiridos Pilatus “PC-7” directamente en la fábrica de estos en Suiza participando en el traslado de las primeras ocho unidades a nuestro país, por ese entonces ya portaba el grado de Capitán 2º; Wall era un apasionado del vino, recuerdo que en alguna ocasión nos platicaba sobre su estancia en Suiza y del cómo logró hacerse de un par de cajas de un vino muy raro, especial y por supuesto algo costoso y del cómo lo cuidaba peor que a un tesoro, incluyendo por supuesto las peripecias para trasladarlo a México, lo contaba con la sonrisa de ese alguien que había hecho una travesura y le había salido bien; posteriormente fue asignado a la Sección Quinta del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, integrándose al equipo logístico que se había conformado para coordinar la llegada a nuestro país de los Northrop F-5 “Tiger II” y Lockheed C-130 “Hércules”, incluso causando alta en el recién formado EAD-401 –Escuadrón de Defensa Aérea- el 16 de noviembre de 1981, ya con el grado de Capitán 1º, sin embargo su estancia en dicho escuadrón fue breve pues en diciembre de ese mismo año se trasladó a la Escuela Superior de guerra en la Ciudad de México obteniendo el grado DEMA –Diplomado de Estado Mayor Aéreo- que en términos civiles viene a ser el equivalente a una maestría, lo cual lo calificaba para ocupar puestos de mando; transcurrió la década de los años ochenta y al finalizar esta obtenía el grado de Coronel, para ese entonces eran ya pocas las ocasiones en que contaba con la oportunidad de pilotar una aeronave, sus funciones eran ya totalmente de comando y dirección; al iniciar los noventa le fue asignada la dirección de la Sección Segunda del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, conocida como A2, que es el área encargada de inteligencia y relaciones públicas, es aquí donde continuó con mayor ahínco su labor en pro del rescate de la historia de la aviación, lo cual merece un capítulo especial que relatare en su oportunidad; posterior a la Sección Segunda su nuevo cargo fue en su Alma

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  • Conmemoración del “Centenario del Primer Correo Aéreo en México” en el Aeropuerto internacional de la Ciudad de México

    Conmemoración del “Centenario del Primer Correo Aéreo en México” en el Aeropuerto internacional de la Ciudad de México0

    La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) celebró este 6 de julio el “Centenario del primer correo Aéreo en México” con la realización de una ceremonia en la Plataforma de Servicios de la Unidad Especializada de Transporte del Alto Mando en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La ceremonia fue presidida por el General de División Diplomado de Estado Mayor Gilberto Hernández Andreu Subsecretario de la Defensa Nacional, acompañado del General de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo Carlos Antonio Rodríguez Munguía, Comandante de la Fuerza Aérea Mexicana y Licenciada Cristina Eudave Moran, Directora Corporativa Comercial del Servicio Postal Mexicano, así como autoridades civiles y militares. La historia de la Aviación Militar en México ha dejado múltiples ejemplos de constancia, valor y audacia, conquistando metas que muchos países han tardado años en alcanzar. El Primer Correo Aéreo en México describe el progreso y la modernidad de la correspondencia en nuestra nación, debido a que la forma de transporte no había sido utilizada para el envío postal. La mensajería de la navegación aérea logró conectar al territorio nacional con un correo seguro y de mayor rapidez en su entrega. Su origen se dio el 6 de julio de 1917, cuando el Teniente Piloto Aviador Horacio Ruíz Gaviño, pionero de la aviación militar en México, inició su vuelo de la estación de Hoyos en Pachuca, Hgo., llevando consigo una valija ordinaria conteniendo 534 cartas, 67 tarjetas y correspondencia de 2/a. Clase entregando el saco postal a la Dirección General del Servicio Postal Mexicano en la ciudad de México, llevándose un acta y haciéndose constar en ella, que fueron las primeras piezas recibidas por ruta aérea ostentando el sello del departamento de Aviación y una leyenda que decía “Primer correo Aéreo Mexicano”. Este acontecimiento tiene ahora un gran significado para nuestra patria, al haber sido el primer país de América en entregar correspondencia por vía aérea.  Durante el evento, se llevó a cabo la emisión de un timbre postal conmemorativo al “Centenario del Primer Correo Aéreo en México” con un tiraje de 200,000 ejemplares. El General de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo Carlos Rodríguez Munguía, Comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, expresó su reconocimiento y respeto a quienes fueron partícipes de aquella hazaña hace 100 años que marcó una nueva etapa para la Aviación Militar.    Al finalizar la ceremonia, la Lic. Cristina Eudave Moran, Subsecretario de la Defensa Nacional y el Comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, hizo entrega de una valija con mensajería para su cancelación.

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  • Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.

    Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.0

    Por Adda Avendaño Publicado originalmente en la Gaceta Politécnica año LII N° 1315 6 de marzo de 2017 Especialistas del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Cómputo (Cidetec) crearon un simulador háptico de vuelo en helicóptero Bell 412, que de ser comercializado podría venderse en una tercera parte del costo de los modelos importados. La tecnología háptica brinda al usuario la sensación de presencia al permitirle tocar, sentir y manipular objetos tridimensionales simulados en un entorno virtual, explicó Omar Aarón Guerrero Gómez, maestro en Tecnología de Cómputo y responsable de la operación de la más reciente versión de la plataforma de simulación que se ha construido en esta unidad académica. Con la asesoría del profesor e investigador Gabriel Sepúlveda, el egresado politécnico modeló el helicóptero y los objetos que se observan dentro de éste, tal y como se hace en los videojuegos, para que puedan ser visualizados en una PC o a través de un visor de realidad virtual, al que también se le pueden adaptar dispositivos móviles con sistema Android. El siguiente paso fue conectar este programa informático al funcionamiento de una plataforma de simulación (un manipulador paralelo controlado con un Arduino), de 120 centímetros de diámetro y dos grados de libertad, donde se colocó una silla y controles de mando. El sistema se programó en la plataforma Unity para recrear los movimientos del helicóptero por medio de la réplica de los controles principales. La computadora procesa los movimientos y vía USB manda los datos al artefacto mecánico, mientras se transmite la visualización para que el usuario se sumerja en el ambiente virtual. “El programa además permite una retroalimentación, lo que quiere decir que la plataforma se mueve de acuerdo con la simulación del mismo helicóptero y es entonces que el usuario puede sentir esos desplazamientos”, detalló Guerrero Gómez. Aunque esta tecnología ya existe en otras partes del mundo su costo es muy elevado, por eso su creador desea obtener apoyo para comercializar su idea en México y particularmente en el Politécnico, que cuenta con el desarrollo integral de los simuladores hápticos, desde la parte mecánica hasta los ambientes virtuales. Guerrero Gómez indicó que esta plataforma sólo simula los tres controles básicos de un helicóptero: colectivo, cícilico y de timón, con los que el usuario controla el despegue, vuelo y aterrizaje, pero se puede programar de acuerdo con las necesidades de cada cliente para reproducir diferentes situaciones e incluso otros vehículos. Articulo original en el siguiente enlace: http://www.ipn.mx/CCS/Documents/comunicados-2017/G-sem1315.pdf

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  • Operación Ópera, la destrucción de Osirak.

    Operación Ópera, la destrucción de Osirak.0

    Por Mariano García Rodríguez. La  vida pasa en el Irak de los ochenta, son tiempos de guerra, es un domingo por la tarde pero no uno cualquiera, en el centro del país hay eco de cañones sordos y cortos de la antiaérea; los artilleros babilonios se han repuesto a la sorpresa, corren asustados y apenas preparados hacia sus baterías   y ahora  tiran con ferocidad en torno de un lugar llamado Al Tawaitha, localizado al sur de Bagdad. Sin embargo sus esfuerzos no sirven de mucho, los operadores de radar estaban comiendo y no tienen el tiempo para encender la estación que gobierna una batería de misiles SA-6 y la instalación que debían proteger está siendo golpeada una y otra vez; en este punto del combate ya no puede verse mucho a causa del humo y explosiones que abrazan la instalación y dentro de un muro escalonado  hecho de  tierra con la forma de herradura, todo es confusión. No hubo sirena ni alarma previa, sólo explosiones y luego el ruido de los aviones pasando. Arriba en el cielo, un par de ojos miran pasar las verdes curvas del Éufrates, algunos botes, un grupo de islotes y en ese momento una serie de datos en su HUD le indican que es momento de hacerse presente, jala su joystick, acelera y la punta del F-16 toma una elevación sostenida de 55°, 330 nudos a 4000 pies. Piloto y avión son uno, él sólo reporta sus movimientos mecánicamente y respira muy rápido, gime ocasionalmente. “suficiente elevación”, ahora se invierte para que las gravedades le sean favorables, vuela de cabeza se cruza con el sol, siente su calor, cierra los ojos un segundo y ahora lidia con 3G positivas y comienza a  bajar su nariz. Después de un momento vuelve a invertir y se encuentra justo donde quería; el objetivo está ahí metiéndose en su parabrisas. La antiaérea empieza a hacerle incomoda al situación, “puede ser peor”. Ahora va en una picada de  30°, 470 nudos y esta a 7,800 pies, el objetivo esta a segundos de cruzar su retícula, la artillería no cesa. ¡Por fin!  5,500 pies suelta las bombas a 550 nudos, su computadora le marca el lugar  dónde deberían caer con un círculo, otro avión más abajo se le cruza en dirección al este. Llega la explosión que solo es un destello rápido,  rompe su descenso y gira  muy fuerte a la izquierda, grita, se duele de la 8.3 gravedades que acaba de recibir, la alarma de pérdida suena, ahora está a nivel 3.0 y dirección noreste.  Abajo la gente  solo levanta sus cabezas confundida por el ruido de aviones, “Es  Irán” dicen y un grupo señala un avión más que gira bruscamente al oeste, pero Irán no queda en esa dirección, los aviones ya no están y se pierden de vista sin que nadie tenga tiempo de creerlo o asimilarlo, la idea de momento es ridícula, pero Israel por fin ha destruido el programa nuclear de Saddam Hussein. Israel, neutralizado. Veinte kilómetros al sur de la capital Iraquí  se encuentran los restos de lo que en un tiempo, fue el centro  de investigación nuclear de Irak, se llamaba Al Tawaitha,  sus antecedentes pueden rastrearse  hasta 1956 cuando fue fundado sobre las bases técnicas que los Estados Unidos dieron a los científicos iraquíes a través del programa “átomos para la paz”, que consistía  en desclasificar documentos del proyecto Manhattan y hacerlos públicos para que las naciones en desarrollo pudiesen iniciar programas nucleares y así fue como en 1962, comenzó la construcción del primer reactor iraquí de investigación mediante la ayuda proporcionada por la entonces Unión Soviética quien le vendió  a Iraq un pequeño reactor de 2 MW IRT-5000, el cual alcanzó estado crítico en 1967 y que fue mejorado a  5 MW en 1978. En 1968 Iraq firmó el tratado de no proliferación nuclear, y continuó con sus investigaciones en la materia con muy poco financiamiento y casi dependiente de donaciones del exterior, sin embargo posterior a la toma del poder del partido Baath, en 1971 se iniciaron acercamientos secretos con catedráticos y físicos locales relacionados al proyecto y la comisión de Energía Atómica Iraquí, para que empezaran en secreto, lo quisiera o no, por órdenes del líder del partido y Vicepresidente Saddam Hussein a planear métodos que de manera clandestina y cobijados por el programa nuclear  civil dieran paso a  desarrollar capacidad táctica nuclear al país. Fue en el periodo entre 1972 y 1976 que el programa paso de ser un ambiguo y pobre plan de investigación a un proyecto grande en metas y financiamiento; los científicos habían trazado un plan en el que se debía adquirir uno o dos reactores para producir plutonio que aun bajo las normativas de la Agencia Atómica Internacional, que visitaría cada dos años las instalaciones, pudiese aparecer como meramente civil; el programa arrancó curiosamente con la firma de Hussein y no del presidente, a partir de ese momento el programa pertenecía a Saddam e incluso logró posicionar a uno de sus científicos dentro de la Agencia de Energía Atómica para que espiara y les mantuviese informados. En 1974, oficiales Iraquíes se dirigieron a Francia para negociar por segunda vez, (la primera fue infructuosa)  un contrato por la compra, construcción y desarrollo de dos reactores, el primero  de 40 MW nominales y posibles 70 MW que fue nombrado Tammuz-1 u Osiraq, al segundo reactor, de menor potencia: 800 KW se le bautizó “Tammuz-2”; obviamente este tipo de reactores por su potencia y  nivel tecnológico, no eran propios para naciones con programas pacíficos o en  un estado básico de investigación nuclear, algo que aparentemente paso inadvertido para todos los involucrados, sin embargo en septiembre de 1975 Saddam vuela a París y cierra el trato, que se finiquitaría hasta 1976 momento en el que Francia ya empezaba a tener serias dudas sobre lo que había hecho, tratando sin éxito, de mitigar el contrato. Italia se incorporaría al proyecto en 1979 a través de la compañía SNIA que

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