Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.
- Ciencia, Tecnología e Innovacion, Helicópteros, Historia Aeronautica
- marzo 9, 2017
Por José Antonio Quevedo C. Mi 16 de septiembre empezó muy temprano, desde la madrugada, al levantarme a las tres de la mañana, ya que habíamos sido citados a las cuatro, en el edificio sede de la Secretaría de la Defensa Nacional; nuestro destino era la ahora famosa base aérea militar de Santa Lucia, al llegar, todavía de madrugada, el grupo de intrépidos reporteros y yo nos dirigimos a la enfermería para realizar nuestro examen médico prevuelo, esto es importante porque debes estar físicamente apto para volar, arriba las tripulaciones deben concentrarse en su trabajo y no se deben distraer, además los agrupamientos no se pueden romper por una persona enferma. Desafortunadamente algunos compañeros periodistas no pasaron el examen y se quedaron en tierra. Después de la plática antes del vuelo, que en la jerga aeronáutica se llama “Briefing”, que es donde se ven los últimos detalles de la operación aérea, los pilotos, personal de tierra y controladores se dirigen a sus posiciones para esperar la hora “H” es en este momento que los miembros del grupo son designados a las distintas aeronaves. En mi caso me toca volar en un avión de transporte medio C-295M, nuestra escuadrilla se denomina “Avispa” y se integrara por cuatro de estas naves, pintadas en un color gris obscuro y en donde resaltan las marcas de identificación de la Fuerza Aérea Mexicana. Contrario a lo que podría pensarse, este es un avión de última generación, equipado con pantallas de vuelo y sistemas digitales, aunque es un turbohélice, sus aspas tienen una forma distinta, están dobladas en cierto ángulo que las hace más eficientes, una característica de los aviones más modernos, cuando subes a la aeronave ves que no tiene asientos como tal, cuenta con filas de asientos desplegables a largo de las ventanas, en los que te puedes acomodar, ya que está configurado para transporte de tropas. Lo mejor empieza con el encendido de la aeronave, poco a poco la aeronave despierta, se llena de luces y sonidos, conforme los sistemas de a bordo cobran vida, las pantallas digitales se encienden, salvo por las hélices, bien podrías estar en una aeronave de película, como las que salen en los Vengadores. Es así que las cuatro aeronaves se dirigen a la cabecera de pista, los que vamos a bordo llevamos ya puesto un arnés que nos permitirá mantenernos dentro de la aeronave, en caso de alguna contingencia ya que según nos ha informado el Líder de la Escuadrilla y Comandante del Escuadrón Aéreo 301, el Teniente Coronel Marcos Amparan, este avión abrirá su compuerta trasera para que se realicen las tomas fotográficas. Después del despegue las aeronaves comienzan a formarse para volar juntas y nos dirigimos a la Ciudad de México para unirnos a las otras 70 aeronaves que participan en la Parada Aérea del Desfile Militar de este 2019, en cuestión de minutos nos encontramos realizando nuestro patrón de espera al sur de la Ciudad, es en este momento cuando el maestro de carga se asegura que todos estemos en posición y seguros, para abrir la puerta del compartimiento trasero, una masa de aire frio inunda la aeronave y te das cuenta que estas a unos pasos del vacío, en el que otros tres aviones vuelan debajo de ti. Después de contemplar esa imagen de los aviones volando formados junto a ti, bajo la cabeza y puedo ver donde estamos, abajo alcanzo a divisar una de las estaciones del metro de la línea 12, estamos realizando un circuito sobre Tláhuac y Xochimilco, observo también el Cerro de la Estrella en Iztapalapa, también puedo divisar el canal de Cuemanco y el distribuidor vial sobre la glorieta de Vaqueritos. La sensación de este momento es indescriptible ya que literalmente estas volando¡ en esto estaba cuando empiezo a ver un paisaje distinto, estamos ya sobre Taxqueña y veo el Centro Nacional de las Artes y la avenida Rio Churubusco, también distingo la Alberca Olímpica, volamos paralelo a Calzada de Tlalpan, nos dirigimos al Zócalo para nuestra primera pasada. Conforme nos acercamos al Zócalo la formación se cierra y el movimiento en la aeronave se vuelve mayor, ya que los pilotos tienen que mantener la formación, que se ve muy bien para los que observan el desfile en tierra, pero los que vamos arriba aguantamos como podemos los tumbos y brincos del avión. Las aeronaves hacen un ligero descenso a la altura de la Torre de Telecomunicaciones en Xola y Eje Central, para que las aeronaves luzcan a su paso por el Zócalo, después vuelven a ganar altura y dan un giro pronunciado a la derecha para realizar un nuevo patrón, sobrevolando el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En un par de minutos estamos otra vez en Xochimilco, pero ahora nuestro patrón es más amplio, se puede ver el estadio Azteca ya que estamos bordeando periférico para dirigirnos al poniente y llegar al centro de la ciudad pero ahora cruzando la zona de Polanco y Chapultepec para sobrevolar de frente al balcón presidencial en Palacio Nacional. Después de volver a sobrevolar el aeropuerto, realizamos dos patrones de espera sobre la zona de la Colonia del Valle y Portales, para realizar un último sobrevuelo sobre el Zócalo en dirección Sur Norte, conforme ganamos altura puedo ver la zona de Reforma y después Tlatelolco lo que me indica que volamos ya de regreso a Santa Lucia, las aeronaves relajan la formación y se preparan para aterrizar. Nosotros a bordo, nos retiramos a nuestros asientos, se cierra la compuerta y nos preparamos para el aterrizaje, el cual se realiza sin ninguna dificultad. Para lo que a mí, me han parecido algunos minutos, han sido en realidad tres horas y media de vuelo. Es así que con este pequeño relato podemos dar fe del nivel de adiestramiento y la capacidad con la que cuentan nuestras fuerzas armadas para realizar operaciones militares a gran escala, ya sea con fines de demostración como el de hoy poniendo en el aire al
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