Crea el Politécnico un simulador de helicóptero Bell 412.
- Ciencia, Tecnología e Innovacion, Helicópteros, Historia Aeronautica
- marzo 9, 2017
Por Mariano García. Fotos: Larry Tart, N.S.A y M. Faber. Es en los cielos de la Armenia Soviética donde se desarrolla un drama insospechado, la PVO (Protivo Vozdushnaya Oborona) o la defensa antiaérea soviética ha detectado un intruso en su espacio aéreo, nadie sabe qué es o a dónde va, sin embargo de inmediato se le asigna seguimiento por parte de uno de los mejores especialistas de radar y se lanza la alarma aérea. Conforme el objetivo se mueve, los especialistas de radar dibujan su paso por un pizarrón. El oficial a cargo entra en la sala de comando y mira detenidamente el progreso del enemigo, se trata del Mayor Kulikov, quien tiene en su haber 2 derribos alemanes y una vasta experiencia en operaciones de defensa aérea. Le preocupa este avión, no parece estarse escondiendo ni evadiendo sus radares, la situación no tiene mucho sentido, el intruso parece no preocuparse por su cercanía al espacio aéreo de la URSS. Después de hacer un par de preguntas y ver la situación en el mapa no lo piensa mucho, por costumbre voltea a su alrededor, ve a todos sus especialistas trabajando en sus puestos y les recuerda la regla de oro: “interceptar al objetivo a máxima distancia” Kulikov da la orden de que los aviones caza se preparen para interceptar. Un Capitán de nombre Rumanyuta hace los cálculos de vectoreo correspondientes y voltea a ver a su Mayor, le da un gesto de aprobación con la cabeza, Kulikov levanta su teléfono y pasa su orden: “201, despegue en pareja”, La respuesta del piloto le enfurece “hay una tormenta de arena en la base, despegue imposible” el Mayor azota el teléfono y levanta otro conectado a la base de Erevan, repite su orden, “582, despegue en pareja” sin respuesta escucha el lejano rugido de los motores por su auricular, siete minutos después recibe notificación de que 201 ya ha podido despegar desde Leninakan, no hace falta decírselo, él también escucha los motores a plena potencia. La situación le comienza a agradar, le tranquiliza tener esos 4 Mig 17 del 25 Regimiento de caza, que el colectivo le ha puesto en su poder para mantener a raya a los enemigos de la patria y alla van, trepando al cielo hechos unas fieras cuatro jóvenes pilotos que una hora antes hablaban sobre el aburrimiento del Cáucaso, donde la rutina es medicina de cordura contra el inclemente sol y el polvo. La tarea es sencilla y los pilotos lo saben: vigilar una frontera que está lejos de ser un frente caliente de la URSS como lo es Europa central o el lejano oriente. La llamada de alerta les pilla por uno más de los ejercicios de preparación, sin embargo los pilotos son rápidamente alertados y despachados a sus Mig-17, se mueven rápido y forman una coreografía perfecta, han navegado a la perfección y ahora dibujan una formación abierta en diamante que cubre diferentes alturas y cazan como si se tratara de una manada de lobos que remontan y ganan altura frenéticamente en busca de la presa. Su líder, el Teniente V.V Loptakov cuenta con 3 años de servicio, de acuerdo a los reportes de inteligencia, es probable que él sea el jefe del regimiento, su avión se identifica como 201, está molesto pues una inoportuna tormenta de arena no le permitió despegar a tiempo y va retrasado a la casería, pero ya ha remontado y por ahora se comunica constantemente con el control de tierra que lo bombardea con cuestionamientos de su vuelo, Loptakov piensa que aquí hay una oportunidad de destacar y obtener ese preciado puesto en un regimiento de caza en Berlín o tal vez Checoslovaquia, por ahora alcanza a los Mig que iban en avanzada. (201) Ascendiendo a máxima velocidad. ¿Cuál es tu altitud? (583) Te escucho excelente, altitud 10000 mts…enterado. (582) Tomando curso 330, altitud 8000. (218) ¡Puedo ver la frontera! Mi altitud el 10000, mi curso es 200, tomo curso 180. Los cuatro aviones atraviesan las nubes, en busca del objetivo, toman rumbo 180, los 8 ojos buscan en dirección sur por su objetivo que pese a lo que el control de tierra diga, no se ve. Loptakov se ha tomado un poco de libertad y ha subido su escuadrilla mil metros más de lo que se le indicó para tener una ventaja táctica y ahora que no encuentran al “punto”, se arrepiente y piensa en cambiar de estrategia, pero esta es la URSS de post guerra y ningún piloto que quiera subir en la burocrática cadena de mano debe contradecir la voluntad de la madre patria que en éste particular caso se expresa atreves de las incuestionables órdenes del soldado de primera clase operador de radar Borshenko, que esta cómodamente sentado frente a su pantalla de radar y un pizarrón donde meticulosamente marca el avance del intruso y que no toma en consideración, ni por accidente, lo delicado de la situación que se desarrolla a 10 kilómetros por sobre su cabeza, o sea, el ir encaramado dentro del incómodo Mig-17, a 500 km por hora, en formación con otros 3 aviones, todos con las armas listas y por si pudiera ponerse más difícil la situación, todos con la adrenalina a tope, mientras deben buscar, nadie sabe qué. Los migs finalmente encuentran a su presa, la visibilidad de 15ª 20 Km, no actúa a favor del intruso y la ametrallan uno a la vez, es un blanco fácil, lento y gordo, le atacan con sus cañones de 23 mm que causan una cantidad enrome de daños, apuntan a los motores, al cuerpo y largueros de las alas, el cañoneo es a corta distancia y letal. Casi de inmediato surgen llamas que se confunden con la cola anaranjada del mismo. La situación no dura mucho y el avión comienza a perder altitud envuelto en llamas y dejando un siniestro rastro en el cielo armenio. Los pilotos toman turnos entre pasadas y se posicionan al lado del avión, mientras sus camaradas,
READ MORE