Por José A. Quevedo El Scorpion es un avión capaz de intervenir rápidamente en situaciones que se agravan, pero puede maniobrar a velocidades mucho menores si la misión lo requiere. Su bodega de carga interior, rápidamente reconfigurable, está preparada para sofisticados sistemas ISR. Además, el Scorpion puede emplear diversos conjuntos de armas, incluyendo municiones guiadas de precisión (PGM) para un ataque preciso. Los seis puntos de anclaje externos del Scorpion pueden transportar hasta 2.700 kg de munición en diversas configuraciones para satisfacer las necesidades de la misión. Las estaciones interiores también están conectadas para tanques de combustible externos adicionales que amplían el alcance operativo. Las conexiones MIL-STD-1760 y los bastidores de eyectores con soporte estándar de la OTAN permiten la conexión con una amplia gama de armas de diversos países. El sistema de misión modular de Scorpion está construido sobre estándares abiertos para maximizar la flexibilidad operativa durante la vida útil de la aeronave y reducir drásticamente los costos asociados con la integración de nuevos subsistemas y actualizaciones. La empresa Textron Aviation Defense desarrollo este avión de ataque ligero e ISR (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance) como un bimotor de fuselaje compuesto concebido para ser más rentable en su función específica que los aviones de combate de gama alta que no están diseñados específicamente para ese fin. Por ejemplo, sus motores turbofán Honeywell TFE731 se utilizan en aviones ejecutivos. El costo de adquisición es de aproximadamente 20 millones de dólares, y los costos operativos directos ascienden a tan solo unos 3,000 dólares por hora. Esta aeronave podría ser un buen proyecto para dotar a las fuerzas armadas mexicanas, de una aeronave de apoyo aéreo cercano y de vigilancia, de mayores capacidades, siempre y cuando se ensamblen en el México a través de una transferencia de tecnológica. México es un socio de la empresa Textron, ya que tanto la Fuerza Aérea como la Armada de México operan números importantes de aviones de última generación T-6C Texan II, así como aviones King Air 350ER, pero no solo eso la compañía tiene importantes plantas de manufactura en Chihuahua, una de ellas de 17,000 metros cuadrados en los que se realiza el ensamblaje de láminas de metal para los turbohélices King Air y componentes diversos, así como ensamblaje eléctrico. Beechcraft abrió su primera instalación en Chihuahua en 2007 para manejar la fabricación de ensamblaje de láminas de metal livianas, y actualmente emplea a aproximadamente 1,400 personas, que bien podrían manufacturar gran cantidad de los componentes del avión en México. Otro punto importante son los motores, la empresa Honeywell, que los fabrica tiene también una planta en Chihuahua en la que fabrica piezas de turbinas y unidades de energía auxiliar (APU) por lo que fácilmente se podría realizar el ciclo de mantenimiento del motor turbofan TFE731, que, dicho sea de paso, es el motor que también impulsa al Pampa Argentino. La última versión de este motor el TFE731-50R, cuenta con 70 mejoras en el ya robusto motor, incluidas tecnologías mejoradas de núcleo y carrete de baja presión, nuevo control electrónico digital del motor (DEEC) y un sistema completo de góndola e inversor de empuje. Estos cambios dieron como resultado una mayor versatilidad, márgenes de temperatura drásticamente mejorados, una mejor tasa de lapso que el TFE731-5BR y, dependiendo de las condiciones de altitud, hasta un ocho por ciento más de consumo específico de combustible (SFC). Es así como este es otro ejemplo, de cómo México podría impulsar su industria aeroespacial con la construcción en México de una aeronave de última tecnología, con mano de obra mexicana y que sobre todo se adapta perfectamente a las misiones tanto de la Fuerza Aérea Mexicana como de la Armada de México.
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