Cada Pampa III tiene un valor cercano a los 12 millones de dólares. El Ministro de Defensa de Guatemala, general Miguel Ralda, su par de Argentina, Oscar Aguad y el presidente de la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) firmaron el contrato por valor de 28 millones de dólares, que incluye dos aviones IA-63 Pampa III, una primera venta de dos aeronaves, soporte de mantenimiento y el entrenamiento de los pilotos y mecánicos a cargo de la Fuerza Aérea Argentina.
El Ministro de la Defensa de Guatemala, Miguel Ralda informó por medio de un video grabado en la Argentina, que luego de varias negociaciones decidieron adquirir los aviones en el país del sur respondiendo a la necesidad de modernizar los aviones guatemaltecos y poder cumplir con los compromisos adquiridos en la lucha contra el narcotráfico, la trata de personas y el crimen organizado internacional.
Con este acuerdo comenzará a cerrarse el esperado capítulo de la venta de dos aviones Pampa III al país centroamericano lo que la convierte en la primera venta al exterior de FAdeA, tras esta nueva etapa de reconversión, ajuste y modernización, en la que el Estado también incorporó como factor de negocios al sector privado.
Esta nueva versión del avión incorpora componentes de última generación que le permiten cumplir una doble función: entrenador avanzado de pilotos y avión de ataque ligero.
“El Pampa tuvo tres evoluciones importantes desde su primer vuelo, que fueron la modernización de cabina con la incorporación de aviónica de la empresa israelí Elbit; una segunda instancia que fue la remotorización y esta tercera, en la que se configuró una aviónica digital y se reemplazaron equipos obsoletos“, explico Federico Bima Kronemann, gerente de Operaciones de FAdeA a el Clarin un medio de comunicación argentino.
El cambio más grande es la digitalización de la cabina, que ahora funciona bajo el concepto Full Glass Cockpit: el Pampa III concentra toda la información de vuelo en tres amplias pantallas multifunción (el Pampa II sólo tenía una, del lado izquierdo) que reemplazan a los indicadores analógicos. El piloto puede configurarlas de acuerdo al tipo de misión a realizar. Es el mismo formato, por ejemplo, que utilizan los súper cazas de quinta generación, como el Lockheed Martin F-22 Raptor estadounidense.
Para el rol de avión de ataque ligero, el Pampa tiene cinco soportes (cuatro en las alas y uno bajo el fuselaje) que permiten la colocación de pods (contenedores desmontables) con armamento: desde un cañón de 30 milímetros hasta distintos tipos de bombas, ametralladoras y cohetes. Una combinación que lo hace ideal para países que no cuentan con fondos (ni tampoco hipótesis de conflictos) que justifiquen la incorporación de cazabombarderos de altas prestaciones.
“El Pampa III es muy versátil, con un costo de hora de vuelo sumamente competitivo, por debajo de los 1.500 dólares y que está a la altura de los aviones que se hacen hoy en Italia, República Checa y Corea del Sur. Y por las prestaciones que tiene y la envolvente de vuelo que dispone, sumado a su costo, es un avión súper competitivo“, explica Antonio Beltramone, presidente de FAdeA.
La posibilidad de proyección del Pampa III se sustenta en desarrollos que le suman potencial al avión. Uno de los más destacados es el simulador de vuelo, creado íntegramente en FAdeA y que se encuentra en fase de desarrollo. La estructura está montada sobre un Pampa de verdad y da forma con una gran pantalla: hay sonido de vuelo y una pantalla con un campo de visión que supera los 140 grados.
A un costado se ubica el puesto de “instructor”. Es el encargado de “complicarle” el vuelo al piloto. “Puede simularle fallos: un problema en el tren de aterrizaje, un problema de motor. De esta forma, el piloto se entrena en condiciones simuladas ante las posibles emergencias que puede tener en la vida real”, relata Sebastián Serrudo, jefe de la División Ingeniería. “Se graba toda la misión para que el piloto -luego- pueda analizar cómo fue su vuelo”, agrega.
Con esto la Fábrica Argentina de Aviones resurge con su producto estrella el Pampa III, el avión de entrenamiento avanzado con capacidades de combate, diseñado y construido en Argentina inicialmente por la Fábrica Militar de Aviones y con la asistencia de la empresa alemana Dornier Flugzeugwerke en la década de 1980.
Siendo así que Fadea en el gobernó de Mauricio Macri, logró revertir la adversa situación que atravesaba, realizando un arduo trabajo en tres áreas estratégicas: saneamiento financiero, reactivación de la producción y generación de nuevos clientes. Siendo su primer objetivo proveer a la Fuerza Aérea Argentina de tres aeronaves Pampa III luego de diez años sin entregar aviones nuevos, con un crecimiento de un 10% en la utilización de componentes nacionales en la producción.
Además, se prevé que en el 2019, crecerán un 25% los ingresos por la certificación de nuevas capacidades y al cierre de contratos vinculados al mantenimiento de la aviación comercial, la producción de aerogeneradores y la venta al exterior del Pampa III, negocios inéditos para la empresa.
El IA-63 Pampa III posee espacio para dos tripulantes, una longitud de 10,9 metros y una envergadura de 9,7 metros. Alcanza una velocidad máxima de 880 kilómetros por hora, con una eficacia de 2.357 kilómetros y un techo de 12.900 metros.
A lo largo de su historia recibió 3 modernizaciones: la primera de ellas fue una actualización de aviónica que dio como resultado el Pampa II en el año 2005. Posteriormente, en el año 2011, fue remotorizado dando nacimiento al Pampa II-40. Actualmente, el IA-63 Pampa III incorpora los avances Full Glass Cockpit y sistema de Data Link.
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