México debe aprender del conflicto Israel-Irán
Durante el reciente conflicto entre Israel e Irán, la Fuerza Aérea de Israel publicó nuevas imágenes de sus aviones F-15A de casi 50 años del Escuadrón 133, con base en la Base Aérea Tel Nof, que participaron en la operación contra Irán. Este legendario caza de superioridad aérea fue transformado localmente en una plataforma multifunción, similar a un F-15E Strike Eagle monoplaza, capaz de realizar misiones aire-tierra de precisión con una amplia gama de municiones guiadas. La Fuerza Aérea de Israel aún opera 16 F-15A y seis F-15B, todos con una edad promedio de 50 años, y todos ellos veteranos de diversas guerras y operaciones clave de las décadas de 1980 y 1990, como la Primera Guerra del Líbano. Sin embargo, su antigüedad no es un factor limitante: estas aeronaves reciben un mantenimiento meticuloso, se revisan regularmente y se modernizan continuamente a lo largo de su vida útil. Del otro lado los F-14 de Irán, aunque en número limitado, siguen en servicio, con dificultades para mantenerlos operativos debido a la falta de repuestos a pesar de esto, Irán ha realizado ingeniería inversa y canibalizado algunas unidades para mantener algunos de estos aviones en vuelo, aunque no se vio uno que solo que pudiera levantar el vuelo para defender los cielos de Irán, es más Israel se dio el lujo de destruir en tierra varios de ellos, básicamente Irán no pudo oponer alguna defensa contra Israel. Es importante para México aprender de este conflicto. El error más grave que cometió Irán fue decidir que se iba a gastar una cantidad absurda de dinero en financiar grupos proxies, misiles y un programa nuclear en lugar de gastárselo en mejorar la vida de sus ciudadanos y su economía. Por eso vemos la diferencia entre un país basado en la meritocracia y la tecnología y que se ha preparado como Israel y una teocracia en la que prima la adhesión al régimen para medrar y se prioriza la propaganda. La diferencia tecnológica de una o dos generaciones te da una ventaja brutal en el campo de batalla. Tanto que ha permitido a Israel destrozar en un día la defensa aérea iraní y detener el 90% de sus ataques con misiles. Aunque eso aplica en todos los campos de la vida, un país con avances tecnológicos siempre tendrá mejores oportunidades para todos sus ciudadanos, como Corea del Sur, por ejemplo. Israel es un país pequeño, sin petróleo, con mucho desierto, una población reducida… y rodeado de países que, desde su fundación en 1948, han querido borrarlo del mapa. Aun así, en sólo 75 años se convirtió en una potencia militar, tecnológica y económica. Mientras muchos de sus vecinos han vivido de vender petróleo, Israel se hizo rico vendiendo conocimiento. ¿Cómo lo logró? Inversión en educación, tecnología y ciencia. Apoyo clave de Estados Unidos y de millones de judíos en el extranjero. Una cultura que premia la innovación, la audacia y el emprendimiento. Un ejército que también es una fábrica de startups tecnológicas. Israel ha vivido bajo amenaza constante desde su nacimiento. Ha enfrentado guerras, atentados y enemigos en casi todas sus fronteras. Esa presión lo obligó a volverse fuerte, inteligente y autosuficiente. Hoy invierte más en investigación que casi cualquier país del mundo. Transformaron un desierto rodeado de enemigos en uno de los países más avanzados del planeta.